Un reportaje radial que me hizo Willi Kohan

Willi Kohan: Señores, que suenen las trompetas. Lo tenemos en línea a Domingo Felipe Cavallo, ex ministro de Economía. Tenemos hasta las diez de la noche para hacerle preguntas a Cavallo porque, imagínese cómo está la Argentina: está todo el mundo asustado con la inflación, con lo que puede pasar con el dólar, con lo que puede pasar con los Kirchner, cómo viene la mano con Reutemann. Cavallo los conoce a todos, ¿no es cierto? Además hay una incertidumbre mundial sobre el dólar, el euro, la soja, qué puede pasar con Obama, con Bernanke. Estimado Domingo Felipe Cavallo, un abrazo. Willi Kohan aquí, en radio El Mundo. ¿Cómo anda?

 

Domingo Cavallo: ¿Qué tal, Willi? Muy bien.

WK: Un gusto saludarlo y, obviamente, va a ser interesante escucharlo un poquito. La verdad que no sé muy bien por donde empezar, pero le diría, los argentinos estamos un poquito asustados con el tema de la inflación. Recuerdo que hace como 25 años, cuando yo empezaba a hacer periodismo económico, llamábamos a un economista de la Fundación Mediterránea en Córdoba, que era Cavallo; bueno, en esa época también -eran los 80- hablábamos de la inflación Después vino todo lo que vino y Cavallo se convirtió en una especie de ídolo y villano, según e qué lado lo miremos, pero siempre es interesante con él hablar de economía. Así que lo escuchamos. ¿Qué pasa con la inflación y qué puede pasar, estimado Cavallo?

DC: Está pasando lo que yo anticipé en un libro que escribí en octubre de 2008: sufrimos “Estanflación”. Entrábamos ya en un período en que la economía argentina estaría estancada, quizá en algunos trimestres declinando, en otros expandiéndose, pero básicamente estancada. Y con un problema cada vez más grave de inflación; una inflación que tiene que ver con la represión de los precios que el gobierno ha venido haciendo durante varios años y que siempre produce un efecto bumerang.

Por ejemplo, se tratan de controlar los precios de la carne y de la leche manteniéndolos artificialmente bajos, desalentando la producción, y en algún momento esos precios terminan subiendo, y cuando suben lo hacen mucho más que lo que lo hubieran hecho de haberse dejado funcionar normalmente los mercados y haberle dado los estímulos apropiados a los productores. Y eso pasa en todos los sectores. Imagínese cuando se actualicen los costos de transporte urbano, cuando se actualicen plenamente los precios de la energía, del gas… Todos esos fenómenos de represión económica que se han acumulado desde el 2002 en adelante constituyen una inflación reprimida que va a ir aflorando en los próximos meses.

Por eso visualizo un panorama muy complejo en este frente, que se agrava día a día, porque, por otro lado, el gobierno ha venido gastando desmesuradamente. Lo hizo aprovechando que pudo recaudar mucho por el alto precio de la soja y de otros productos de exportación; y también porque echó a manos a los impuestos más increíblemente distorsivos; pero todo eso tiene un límite. Además se apropió de los fondos de los jubilados, se apropió de todos los fondos que había en algún lado en la economía argentina y ahora ya se queda con déficit y la única forma que tiene de financiarlo es con emisión monetaria y, por supuesto, eso hace que el problema inflacionario sea mucho más grave.

WK: Domingo, el último episodio de todo esto ha sido el caso de las reservas del Banco Central, de Martín Redrado. Me gustaría hablar del tema en dos aspectos: por un lado la cuestión, digamos, de fondo; es decir, si a su juicio, en alguna medida Redrado tenía razón o no; y después, (…) se habló mucho de usted; se habló mucho de la pelea que usted en su momento tuvo con Redrado, y también de la pelea que en su momento usted -pelea me refiero técnica- tuvo con Pedro Pou cuando fue la salida y cuando usted le recomendó a De la Rúa separarlo a Pou del Banco Central. Así que en los dos casos me gustaría conocer cual es su opinión.

 

DC: Redrado tuvo razón en negarse a depositar en una cuenta gubernamental reservas del Banco Central contra una Letra a diez años al 1,5% de interés que le iba a colocar el gobierno, porque si él hubiera cumplido con ese Decreto de Necesidad y Urgencia hubiera incurrido en violación de sus obligaciones como funcionario público. Así que a mí me parece que el que actuó realmente mal es el Gobierno; primero, al dictar ese Decreto de Necesidad y Urgencia, y segundo, al decidir la remoción de Redrado.

Después reconoció el segundo error, porque pidió consejo al Congreso, que es algo que está previsto en la Ley Orgánica del Banco Central, es decir que solamente se puede remover a un presidente con el consejo previo, en ese sentido, del Congreso. Pero todo esto fue una suerte de pantomima.

Todo esto no tiene nada que ver con lo que ocurrió cuando el gobierno de De la Rúa dispuso la remoción de Pou, porque en realidad, el Congreso venía reuniéndose, citándo a Pou y a los banqueros; y el Congreso fue el que recomendó la remoción de Pou. Yo, lo mismo que antes López Murphy, y creo que también en el mismo sentido Machinea, había venido respaldando a Pou y recomendándole a De la Rúa que no lo removiera. Pero hubo un momento en que yo dejé de darle ese respaldo y me avine a que fuera removido, como lo recomendaba el Congreso, porque él estaba haciendo declaraciones que me parecían inconvenientes para el momento crítico que vivía la Agentina. Pero ahí no hubo ninguna violación de las normas en vigencia, como después lo reconoció la Suprema Corte de Justicia. La remoción de Pou no tiene nada que ver con la remoción de Redrado.

WK: Está bien, pero convenga conmigo que se ha hecho mucho paralelismo, por eso era importante conocer su opinión. Ahora, volviendo ahora. Ahora, lo que se está discutiendo en el Congreso, -por lo que uno ve- Ya no se discute si hay que usar las reservas o no hay que usar las reservas, sino, lo que se está discutiendo con los gobernadores, con los senadores, es cuanto le toca a cada uno. Ya parece que… ¿Y esto está bien o mal?

 

DC: Es que no ser trata de las reservas sino que se trata de la emisión monetaria que, obviamente, se va a producir porque hay enormes déficits, tanto del gobierno nacional como de las provincias. Y le emisión monetaria…

WK: ¿Pero cómo? ¿Como era la maquinita de los 70, de los 80? ¿De eso estamos hablando?

DC: Por supuesto. El Banco Central le va a dar préstamos al Gobierno…

 

WK: Redescuentos, digamos.

 

DC: Sí. O directamente le va a comprar bonos, títulos. Lo que han tratado de hacer con este Decreto de Necesidad y Urgencia es disimular o esconder este mecanismo de emisión monetaria. Pero si el gobierno se apropia de reservas para hacer pagos, en realidad lo que esté recibiendo es un préstamo del Banco Central y con ese dinero está comprando las reservas; porque, obviamente, al Banco Central no se le pueden quitar las reservas, hay que pagárselas; pero como no tiene recursos genuinos para pagarle, en definitiva le está pidiendo un préstamo. Por lo tanto, para mí, es sólo el inicio de algo que era totalmente previsible: que es que el Banco Central va a terminar financiando al Gobierno Nacional y a los gobiernos provinciales…

WK: Todo esto lleva, Cavallo, a otro gran tema de la Argentina, que es la famosa historia del dólar ¿Qué pasará con el dólar? Pero vio que muchos dicen que a diferencia de lo que pasaba en los 70 y en los 80 como ahora existen 100 millones de toneladas de granos, y los granos valen el doble, o el triple de lo que valían cuando usted era ministro de Economía, que se va sacando, que por eso el dólar no estalla. ¿Usted cómo ve la historia del dólar para adelante?

 

DC: En realidad, el precio del dólar estuvo sostenido por el Banco Central a niveles mucho más altos que los que hubiera determinado el Mercado. Si el Banco Central hubiese seguido una política de lucha contra la inflación como la de Brasil, hoy el precio del dólar en la Argentina no sería muy diferente al precio del dólar en reales. Así que hay que partir por ese lado. No me parece a mí que se pueda decir que el precio del dólar está objetivamente atrasado Hay muchos otros precios, por ejemplo el precio de la electricidad, del gas…

 

WK: Ese está uno a uno, (…) convertibilidad eléctrica, digamos

 

DC::: que están  muchísimo más atrasados, en todo caso, que el dólar. Y en relación a esos precios, el dólar está adelantado. Eso, con respecto al tema de los precios relativos de la economía. Pero el valor que el dólar finalmente tiene depende mucho de la política monetaria que haga el gobierno; si el gobierno entra a emitir pesos descontroladamente, como a mí me parece que se prepara para hacer en los próximos meses, obviamente, va a llegar un momento en que la gente se va a asustar y va a salir a comprar dólares como forma de evitar la desvalorización de sus pesos: evitar pagar las consecuencias de la desvalorización de sus pesos. Cuando la gente salga a comprar dólares, por más que haya muchos dólares de exportación que se vendan en el mercado, la cantidad de dólares que la gente puede demandar como consecuencia del exceso de pesos es muy elevada. En mi opinión, este gobierno va a tratar de impedir que se escape el precio dólar oficial, pero, si emite todo lo que se propone, no va a poder impedir que se escape el precio del dólar en el mercado paralelo.

 

WK: Es decir, usted lo que está viendo, eventualmente, es un clásico de los 80, un desdoblamiento del Mercado Cambiario, digamos.

 

DC: Sí. Formal o informalmente. Porque si cuando la gente empiece a comprar dólares, el gobierno acentúa los controles de cambios, dice: “sólo se venden dólares para tales o cuales usos, y en estas cantidades y no más”, la gente va a tratar de satisfacer su demanda en un mercado paralelo; o a lo mejor el Banco Central o el gobierno autoriza que haya un mercado libre o dispone un desdoblamiento cambiario. Yo dudo que sigan esta vía, porque prefieren siempre esconder los fenómenos informales; y a lo mejor van a hace como en Venezuela, que prohíben hablar del mercado paralelo; pero el precio del Bolívar, en el mercado paralelo, está a la mitad que en el mercado oficial. Es decir, el precio del dólar en bolívares está al doble que en el mercado oficial.

WK: Lo llevo un ratito a la situación internacional y después hablamos un poco de política interna. Sobre todo esto que se esta diciendo de que… ¿Vio que hoy hubo clima de que puede empezar -no hoy, hoy especialmente, pero últimamente hay clima de que puede empezar a subir la tasa de interés en Estados Unidos porque los estímulos, que ya la economía empieza a reactivar un poquito, si bien el desempleo no termina de caer mucho, aunque algo cayó en Estados Unidos. Hay quienes hablan de la recaída, del problema que hay ahora en la eurozona; el dólar, que parecía muy débil contra el euro, resulta que no está tan débil contra el euro, pero sigue débil contra los bienes; fíjese que contra la soja, contra el petróleo el dólar sigue bastante caído. Ayer un productor agropecuario me decía que una jaula de novillos -tema que está muy de moda ahora- vale us$30.000. Claro, el tipo estaba muy contento. Me parece que lo que no se daba cuenta es que el dólar no vale nada; no es que los novillos están muy caros. Así que me gustaría saber cómo la ve usted, Domingo, sobre esta discusión a nivel mundial y el viento de cola y toda esa historia.

DC: Como ha habido una recesión muy grande y muy generalizada, obviamente, está habiendo, sigue habiendo una gran emisión de dólares por parte de un país que, en líneas generales, inspira confianza, como es Estados Unidos, y tiene una moneda que es demandada. Entonces, es natural que Estados Unidos pueda mantener baja la tasa de interés de corto plazo. Yo creo que la va a mantener baja por bastante tiempo, hasta tanto haya una sensación de recuperación plena de la economía, no sólo de los Estados Unidos sino de la economía global.

Pero esto no impide que empiecen a subir las tasas de interés de mediano y largo plazo en los propios Estados Unidos. Y a mí me parece que van a subir las tasas de mediano y largo plazo, porque van a comenzar a aumentar las expectativas inflacionarias. Frente a tanta emisión de dólares y tanto afán de estimular la demanda para evitar que la recesión se transforme en una depresión, obviamente, la gente, dentro de un marco general de aceptación del dólar como moneda, sin embargo prefiere ir teniendo stocks de mercancías, por supuesto, de oro y de minerales. Y también esto alcanza a las mercancías tipo soja y todos los productos agropecuarios; aunque en este último caso juega más la fortaleza de la demanda china, india y de algunas economías emergentes que siguen creciendo rápidamente. Así que hay un síndrome inflacionario global en ciernes, pero que yo no lo veo como inminente. Se va a ir observando en el precio de las mercancías, lo que en inglés llaman “commodities”. Pero como fenómeno generalizado de inflación y fenómeno que se reflejen las tasas de interés de mediano y largo plazo de los bonos de Estados Unidos y otros países, va a demorar todavía unos dos o tres años.Creo que es un fenómeno que se está incubando también, con respecto al dólar.

WK: ¿Usted diría que de toda maneras, por lo menos en el 2010, Argentina en ese sentido va a seguir disfrutando de lo único bueno que se ve que… porque no depende de los argentinos, que es de lo que viene de afuera, digamos?

 

DC: Yo creo que la situación de bonanza externa en favor de las exportaciones argentinas prácticamente se ha dado en forma ininterrumpida desde el año 2003 en adelante, y eso explica el crecimiento que tuvo por algunos años nuestro país; pero esa bonanza no es suficiente para neutralizar todos os errores gravísimos que se han venido cometiendo y que ahora afloran de la manera que describí antes.

WK: (…) algo por el euro. ¿Cómo ve el tema este de los pigs?

 

DC: El Euro se había apreciado demasiado, porque Europa, sobre todo Alemania, venía insinuando que no iba a acompañar la política monetaria laxa de los Estados Unidos, que iba a mantenerse más firme en la lucha contra la inflación, en evitar que haya inflación en el mediano y largo plazo como consecuencia de excesiva emisión monetaria. Entonces, ese conservadorismo de la política monetaria europea llevó a que el euro se fortaleciera mucho frente al dólar. Pero esa fortaleza del euro le crea problemas a los países que tienen al euro como moneda pero que no alcanzron el grado de competitividad y la disciplina fiscal de Alemania. Es lo mismo que pasó cuando el dólar era muy fuerte y nosotros estábamos atados al dólar. ¿Qué ocurre? Una economía que había perdido competitividad, como la Argentina, porque había habido devaluación del real, porque habían aumentado algunos costos internos…

WK: No nos vamos a pelear. Los impuestos había aumentado en los 90, también; pero bueno.

DC: Los impuesto no, todo lo contrario, habían disminuido. Bueno, mire la tasa que…

WK: No. Contra ahora, claro, puede ser, pero en esa época, acuérdese cómo el IVA había aumentado (…)

 

DC Bueno es que el IVA no es un impuesto que influya en los costos. Los impuestos que influyen en los costos son los aportes patronales jubilatorios, son una serie de impuestos que… Por ejemplo, precios de insumos exageradamente altos por protección o cosas por el estilo, ¿no? Pero, de todas maneras, lo que le quiero decir es que la fortaleza del Euro, obviamente, pone en una situación difícil a los países de Europa que habían perdido competitividad, y sobre todo los que tenían cuentas fiscales más desequilibradas.

WK: ¿Usted cree que puede haber algún peligro de que esos países quieran salirse del euro y devaluar?

 

DC: No. Yo creo que no, precisamente porque la experiencia argentina demuestra que eso no es solución, sino que agrava los problemas. Yo creo que en Europa estos países se van a mantener dentro del euro; por supuesto, van a tener que hacer disciplina fiscal, como comenzó a hacer la Argentina, pero bueno, después se la sustituyó por un golpe brutal, como fue la devaluación; pero allá eso no va a ocurrir.

Van a tener que hacer disciplina fiscal; van a tener que tomar medidas para recuperar la competitividad. Pero me da la impresión que Alemania y los países fuertes de Europa van a ayudar a que estos países más débiles puedan sobrellevar y evitar una crisis financiera, un default de sus deuda o corridas contra sus bancos. Se trata de la ayuda que nosotros no recibimos y que prácticamente condujo a la crisis financiera que luego se transformó en las medidas que adoptó Duhalde en el 2002. Yo creo que en Europa no va a pasar lo que pasó aquí; creo que sí van a tener que hacer mucha austeridad; van a tener que tomar mediadas para recuperar la competitividad; los países más fuertes van a tener que apoyar a los más débiles para que no haya crisis de deuda y crisis financiera en esas economías.

WK: Y algunos euros tendrán que imprimir. También, ¿no es cierto?

DC: Por eso mismo. Porque van a tener que imprimir muchos euros; y la política europea va a ser tan laxa e materia monetaria como la americana, yo creo que es natural que el euro se haya debilitado y a lo mejor se siga debilitando. Pero, con todo, el euro está todavía a uno treinta y tanto…

WK: Sí, hoy casi uno treinta y siete y medio.

 

DC: Cuando en el año 2001 sólo bastaban 0,82 centavos de dólar para comprar u euro. O sea que aún hoy el euro está fuerte.

WK: Hay quines dicen que la historia suya de la convertibilidad, ampliada con el euro, llegó tres, cuatro años antes, que fue demasiado antes, si no por ahí hubiera andado, ¿no es cierto? Porque acuérdese que el euro llegó a 1,60 contra el dólar; después, no le digo que hizo la gran Duhalde; agarró el dólar a 0,80 contra el euro y lo dejó en 1,60. A los ahorristas americanos que tenían los dólares en los bancos, le digo, mucho favor no les hizo. Está bien que le tiraron las Torres Gemelas, también, en el medio.

 

DC: Claro. De todas maneras, la idea mía de la convertibilidad ampliada era que cuando se llegara a la igualación entre el euro y el dólar, a partir de ahí el peso no estaría fijo ni con respecto al euro, ni con respecto al dólar, ni con respecto al promedio de las dos monedas, sino que podría fluctuar entre el dólar y el euro, que era una forma de ir introduciendo flexibilidad y permitiendo que se pudiera hacer política monetaria en la Argentina; pero siempre impidiendo que nuestra moneda se desvalorice con relación a la más débil de las dos, e impidiendo también que tenga que ser tan fuerte como la más fuerte de las dos. Pero esa, lamentablemente, es una historia que pudo ser pero no fue.

WK: Volviendo al presente político -y con esto vamos cerrando- No creo que nadie no recuerde la vos de la persona con la que estamos hablando. Estamos hablando con Domingo Cavallo, ex ministro de Economía; obviamente, un libro abierto en materia económica, también, y sobre todo en materia de economía internacional, que siempre es interesante escucharlo. Peor ahora vamos a hablar un poquito de política interna. ¿Cómo está viendo todo este escenario? Hay mucha especulación sobre el futuro del peronismo. Hay muchos que dicen “El peronismo difícilmente termine acompañándolo a Kirchner hasta dentro del cementerio”, es decir, como que esa historia anda dando vueltas. Aparecen algunos liderazgos; aparece lo e Reutemann; el caso de De Narváez. ¿Cómo está viendo el fenómeno del peronismo? ¿Qué es lo que usted cree que va a ocurrir allí? Y en todo caso ¿Cómo está viendo a los otros? El fenómeno de Cobos y los radicales y el sector que está allí, más cercano a la Coalición Cívica? ¿Cómo ve la política de aquí al 2011, Cavallo?

 

DC: Yo creo que el Peronismo va a dejar de apoyar a Kirchner. Kirchner eventualmente, se quedará con algo muy residual, pero nada importante. No creo que los dirigentes políticos lo vayan a acompañar al cementerio y se vayan a enterrar con él. Yo creo que en ese sentido va a haber dirigentes del peronismo que van a tomar el liderazgo; a mí me gustaría que fuera Reutemann, creo que es el hombre que está en mejores condiciones de apelar no sólo al voto peronista sino al voto independiente y formar u gobierno responsable. Yo veo también a De Narváez a un hombre que puede aportar mucho en ese sentido; y ojala se pongan de acuerdo con Reutemann para ofrecerle una alternativa superadora al peronismo. Yo veo muchos otros dirigentes peronistas…

 

WK: Duhalde, a su juicio ¿suma o resta ahí?

DC: No. Yo creo que Duhalde seguramente va a apoyar una buena alternativa, y me da la impresión que él, más bien, trata de pasar a la historia como un ex presidente que apuntale a un futuro gobierno, sea peronista o sea radical. Yo creo que es como una especie de mea culpa que él está haciendo y promete darle a un futuro gobierno al apoyo que no le dio, por ejemplo, al gobierno de De la Rúa. Porque yo siempre le recriminé que en lugar de ponerse a complotar contra el gobierno de De la Rúa, lo que tenía que haber hecho es haber ayudado en ese momento difícil. Pero, de todas maneras, para no volver al pasado, yo creo que Duhalde va a ayudar a que un futuro gobierno, sea peronista, sea radical o sea liberal lo que sea, sea apoyado por dirigentes con trayectoria

 

WK: Usted fue siempre un hombre muy crítico del radicalismo; y el radicalismo se la ha agarrado con usted también, mucho a lo largo de la historia. Está el fenómeno Cobos. Hay quines dicen que Cobos es un hombre, bueno, como que el más peronista de los radicales, una cosa así dicen, en términos de pragmatismo. Peor hay figuras también, del radicalismo, que están cerca de él. ¿Usted cómo lo ve a Cobos ante una posibilidad de que no aparezca un candidato peronista y finalmente pase esto, lo que dice Duhalde, que el próximo no va a ser…?

 

DC: Yo lo veo muy bien a Cobos en el sentido de que es un hombre que demuestra sensatez; además, todo el mundo reconoce que es un hombre honesto. Creo que hay buenos dirigentes radicales, por ejemplo el senador Sanz, u Oscar Aguad, que son muy buenos dirigentes. Y hay muchos otros dirigentes buenos, siempre los hubo en el radicalismo. A la que yo critiqué fue la dirigencia radical de la Provincia de Buenos Aires, que siempre estuvo trabajando junto con la dirigencia peronista de la provincia de Buenos Aires para, no precisamente apuntalar al gobierno nacional, sino más bien, para moverle el piso.

Pero, en realidad, yo creo que el radicalismo es u partido que también tienen una tradición que podría proveerle gobernabilidad a la Argentina, y en ese sentido lo veo bien posicionado a Cobos, pero con una situación de incomodidad política mucho mayor, por ejemplo, que la de Reutemann. Porque Cobos está en una posición institucional muy difícil, que, obviamente, los que no lo quieren, se la enrostran permanentemente, entre ellos la señora Carrió.

Además, Cobos, creo que tiene sobre sus espaldas la responsabilidad, eventualmente, de completar el período de Kirchner, si es que los Kirchner decidieran irse del poder.

WK: En ese sentido… Mire, justo iba a preguntarle este tema. En primer lugar, digamos. ¿Cuánto impacto político económico, desde su punto de vista, podría tener un escenario de ese estilo? Y en todo caso si a su juicio Cobos se tiene que quedar o se tiene que ir. Porque me parece que…

 

DC: Para mí, Cobos no se tiene que ir, ni se puede ir ,porque él es vice presidente en una situación institucional muy compleja de la Argentina. Y yo creo que hay un peligro, y no es que haya un complot en contra de los Kirchner, eso hay que descartarlo, pero sí hay un peligro de que los Kirchner sigan buscando excusas para en algún momento decir “Nos vamos”. Para mí, todas las torpezas que han venido cometiendo tienen un poco de ese ingrediente; es como decir “peleamos todo a muere, a todo o nada”. “Y si no nos dan lo que queremos, tenemos la excusa para decir no nos dejaron gobernar”

Si eso llegara a ocurrir, obviamente que Cobos tendría que hacerse cargo de rol de vice presidente y gobernar a la Argentina. Y yo, a ese escenario lo veo como sumamente peligroso, porque está claro que hay en el horizonte, un conjunto de decisiones que son muy difíciles de tomar, son las decisiones que los Kirchner quieren evitar tomar, o quieren postergar hasta el próximo gobierno, y que, de alguna manera, se vería obligado a decidir quien lo reemplace. Y con el tipo de apoyo que los Kirchner han tenido, de Moyano, de los piqueteros, de las Madres de Plaza de Mayo, etc. imagínese a un Cobos teniendo que hacerse cargo de un país prácticamente al borde del abismo, como lo están dejando los Kirchner. Esa es la situación difícil que yo veo en el rol de Cobos.

Pero yo pienso que Cobos es un hombre que, en caso de tener que asumir la responsabilidad de gobernar al país, debería recibir el apoyo de prácticamente todo el espectro político para que pueda sacar a la Argentina de este atolladero. Pero de todas maneras. Ojala ese escenario no se de; ojala Cobos pueda ser -Cobos o quien los radicales dispongan- un candidato alternativo a Kirchner, que yo creo que en caso de recibir el respaldo popular también va a poder gobernar bien  desde el 10 de diciembre del 1011.

Yo veo un escenario futuro donde es factible que haya un buen gobierno. Uno, digamos, de origen peronista -y ahí me imagino a alguien como Reutemann- y otro de origen radical -y ahí me imagino alguien como Cobos. Por supuesto, nadie tiene la bola de cristal; muchas cosas pueden ocurrir de aquí a octubre del 2011, pero no hay que desesperar. Yo creo que…

WK: Se habla mucho de Chávez en la Argentina. Digamos, el gobierno dice que estamos en Honduras, la oposición dice que estamos en Venezuela -todos exageran, obviamente, un poquito- Pero fíjese que la región… Antes de empezar a hablar con usted comentábamos lo que ha sido, desde mi punto de vista, la noticia del día, que fue esta espectacular presentación que hizo José Mujica, nada menos que en Punta del Este, imaginémonos, donde recibió un respaldo impresionante de más de dos mil empresarios de todos lados. Fíjese lo que pasa en Chile. Yo creo que usted a Piñera lo conoce, ¿no es cierto? Entiendo que estudiaron juntos usted y Piñera, el próximo presidente de Chile..

DC: Así es.

WK:.. Parecería como que Argentina está rodeada de cierta moderación en términos económicos, políticos; tanto Chile, incluso…. Bueno, ni hablar, el caso de Perú, Paraguay; en Bolivia hay dos Bolivias, evidentemente. ¿Cómo ve usted toda la situación regional, en ese sentido, para la Argentina?

DC: Yo soy optimista porque creo que hay suficientes evidencias de que la ruta que Argentina tiene que seguir no es la de Venezuela, sino, precisamente, la de Chile, la de Uruguay, la de Perú, la de Colombia, la de México, la de Brasil Todos estos países que acabo de mencionar son países que están andando muy bien, desde todo punto de vista, desde el punto de vista institucional político y desde el punto de vista de su organización económica, sus relaciones con el mundo; han logrado crear un buen clima de inversión; han logrado dominar la inflación -en todos estos países hay inflación baja y nadie ve e la inflación como un problema- Y, por otro lado, tenemos el ejemplo de los países que han seguido la ruta parecida a la nuestra, o que se han anticipado a nosotros en la ruta a la que nos conducen los Kirchner, que es Venezuela.

Venezuela está en una situación, yo diría, prácticamente terminal, con una crisis energética pavorosa siendo que es un país lleno de petróleo, con inflación descontrolada, con escasez ce todo tipo de productos, con un disconformismo social extremo pese a la política clientelista que ha llevado adelante. Yo creo que ningún futuro gobernante sensato de la Argentina va a seguir imitando a Venezuela. Yo creo que hay suficientes ejemplos de países exitosos en nuestra región, países donde hay un sentido de prosperidad, una sensación de prosperidad, como para que imitemos. Así que, en ese sentido, por más que tenemos dos años por delante muy difíciles, yo creo que tenemos, claramente, un rumbo del cual no nos vamos a poder sustraer, porque cuando uno está bien rodeado y hay buenos ejemplos que imitar, es bastante fácil encontrar el camino.

WK: Domingo Cavallo. Hemos hablado casi más de cuarenta minutos con él. Hacía tiempo que no lo escuchábamos por la radio. Le agradecemos. Obviamente, que haya elegido hablar con nosotros para comunicarse finalmente con la gente, que esto es de lo que nosotros trabajamos. Y realmente ha sido un gusto hablar con usted. Nos peleábamos bravo con Cavallo cuando era ministro de Economía. Pero bueno, esto también demuestra que han pasado los años y aquí estamos. Realmente le mando un gran abrazo. Ha sigo un gusto y muy útil hablar con usted esta tarde.

DV: Pero eran peleas no personales; eran peleas por ideas, por percepciones de la realidad;…

WK: No. Obviamente.

DC:.. ésas más que peleas son las confrontaciones naturales de una democracia, y para eso están los medios de comunicación.

 

WK: Ahora las peleas son peores, son más bravas.

DC: Lamentablemente ahora pelean para ver quien termina sendo propietarios de los medios. No son las ideas sino los intereses los que confrontan…

WK: Le mando un gran abrazo. Domingo Cavallo, ex ministro de Economía. No hay mucho, digamos, de uno de los personajes, obviamente, más interesantes y más polémicos de la política y de la economía en la Argentina, casi diría yo de los últimos treinta años.

 

Emision Monetaria del Bicentenario

Cuando a fines de diciembre del año pasado el Ministro de Economía le llevó a Cristina Kirchner el proyecto de  decreto para crear el «Fondo del Bicentenario», en realidad tendría que haberle explicado que se estaba ordenando al Banco Central poner a disposición del Gobierno la «Emisión Monetaria del Bicentenario».

A esta altura debo concluir que Amado Boudou no le explicó bien a la Presidenta de qué se trataba. Me queda la duda de si el Ministro de Economía realmente entendía lo que le estaba proponiendo. Por eso quiero completar mi post anterior  explicando porqué digo que se intentó decretar ( y aún se intenta legalizar, ahora con participación del Congreso Nacional) la «Emisión Monetaria del Bicentenario».

El Banco Central emite dinero cuando permite que aumenten las cuentas de sus pasivos monetarios. Estos incluyen la «circulación monetaria», los «depósitos de las entidades financieras en el Banco Central»y  los «depósitos del Gobierno en el Banco Central». Los pasivos monetarios del Banco Central son un concepto más amplio que lo que actualmente se denomina»Base Monetaria», porque incluye los depósitos del Gobierno contra los cuales el Gobierno puede girar de la misma forma que pueden hacerlo las entidades financieras contra sus depósitos. Por eso corresponde incluirlos en los pasivos monetarios que constituyen el verdadero concepto de «Dinero» emitido por el Banco Central.

El decreto de necesidad y urgencia que crea el denominado «Fondo del Bicentenario» dispone que el Banco Central reciba una letra del Tesoro a 10 años de plazo con el 1,5 % de interés anual por 6.569 millones de dólares (aproximadamente  26 mil millones de pesos) y deposite el importe equivalente en una cuenta del Gobierno. Esto significa que en el activo del Banco Central aparecerán 26 mil millones adicionales en la cuenta Créditos al Gobierno y en el pasivo, la cuenta «depósitos de las entidades financieras en el Banco Central», o la cuenta «Depósitos del Gobierno en el Banco Central», aumentará  también en 26 mil millones. Cual de estas dos cuentas registrará el aumento depende de que la cuenta  de depósito del Gobierno se abra en el Banco de la Nación  o en el Banco Central, respectivamente.

En cualquier caso, los pasivos monetarios del Banco Central habrán aumentado en 26 mil millones de Pesos. Es decir, el decreto promueve 26 mil millones de pesos de «Emisión del Bicentenario». No sería raro que ahora que necesitarán apoyo de los gobernadores que también necesitan dinero y de los diputados de izquierda que vienen pregonando que las reservas se utilicen para creación de infraestructura y estatización de empresas, el mecanismo del decreto se extienda a todas las «reservas de libre disponibilidad» . Si ello ocurre el gobierno podrá disponer de dinero de nueva emisión por 78 mil millones de pesos (tres veces la cifra que se indica en el decreto).

Como el dinero es fungible, el Gobierno podrá utilizar estos depósitos para cualquier tipo de pagos. Por supuesto, también para comprarle al Banco Central los dólares que necesite para pagar los servicios de la deuda pública. Pero el hecho de que al venderle los dólares, el Banco Central estará rescatando dinero en circulación no significa que la emisión monetaria no haya existido. El proceso de reabsorción de pesos por venta de dólares del Banco Central es nada más, ni nada menos, que el mismo proceso de reabsorción de pesos que produce la venta de dólares del Banco Central a quienes deciden cubrirse de la desvalorización monetaria comprando dólares billete.

Lo que el decreto de creación del Fondo del Bicentenario dispone no es otra cosa que el inicio de la corrida en contra del Peso. Seguramente cuando los ahorristas comiencen a demandar masivamente dólares, el gobierno saldrá a decir que forman parte del complot para derrocarlo, sin reconocer que se trata del fenómeno monetario que el mismo impulsó con el decreto de creación del Fondo del Bicentenario. Lamentablemente para entonces será demasiado tarde. La emisión monetaria reponsable de la corrida ya se habrá producido y el Gobierno acentuará los controles de cambio para evitar que el precio del Dólar se escape o que la tasa de las Lebacs se vaya a las nubes.

Este Gobierno se caracteriza por sembrar vientos y cosechar tempestades. Me resulta difícil discernir si lo hace adrede o por ignorancia.

Dinero y Crédito

Aquellos  países en los que su gente cree (o sus malos dirigentes le hacen creer) que  a través de la emisión de dinero se puede crear crédito, terminan quedándose sin dinero y sin crédito. Eso es lo que nos ha pasado a los argentinos durante 45 años, entre 1945 y 1990, y los que nos está volviendo a pasar desde 2002 en adelante.

Tanto para que exista dinero como para que exista crédito se necesita que en las relaciones  deudor-acreedor el acreedor confíe en que el deudor no lo va a defraudar.

Para comprender esta premisa es necesario advertir que en cualquier economia, en última instancia, los acreedores (es decir los que en algún momento tienen que recobrar su dinero) son los ahorristas, tanto los del país como los del exterior, que decidieron depositar o traer sus ahorros a la economía argentina. Y los deudores son los que han sido merecedores de crédito y han obtenido algún préstamo o han podido emitir alguna obligación.

También hay que comprender que quien demanda dinero, es decir acepta que le paguen con dinero un sueldo, o el precio de los bienes que vende, o lo que le deben, lo hace si cree que ese dinero no va a perder valor. Si advierte que el dinero con que le pagan puede perder rápidamente valor, se desespera por transformarlo en dólares, o en euros, o en comprar bienes antes de que sus precios aumenten. Es decir, cuando la gente pierde confianza en la capacidad del dinero para mantener su valor, trata de desprenderse de él. Eso significa que demanda menos dinero, o , lo que es lo mismo, que la velocidad de circulación del dinero en la economía aumenta. En esas circunstancias, si el Banco Central se empeña en poner en circulación una mayor cantidad de dinero, la consecuencia inevitable es la aceleración inflacionaria. 

Para que en una economía haya desarrollo se necesita crédito. Esto es obvio. Pero hay que entender que el crédito existirá sólo si se dan las condiciones para que los acreedores confíen en que los deudores no los van a defraudar. En Argentina no tenemos un Banco de Desarrollo como el BNDES Brasilero, no porque nunca se haya creado, o porque se haya liquidado el BANADE en 1993. En realidad, bancos que podrían jugar el rol del BNDES brasilero hay más de uno: están el BICE, el Banco de la Nación, el Banco de la Provincia de Buenos Aires y varios otros bancos provinciales.

No tenemos Banco de Desarrollo porque los grandes deudores, en el pasado, las más de las veces, dejaron de pagar sus deudas y porque con demasiada frecuencia, todo tipo de deudores recibieron generosas licuaciónes de sus deudas a través de la inflación, sea por emisión monetaria descontrolada, pesificación forzosa, devaluación monetaria o simple tergiversación de los índices de precios del INDEC. Esto nunca ocurrió en Brasil, salvo escasas excepciones. En Brasil los deudores pagan, las deudas siempre fueron ajustables por inflación y nunca se tergiversaron los índices. Cuando se produjeron devaluaciones, las deudas pactadas en dólares no se pesificaron sino que se cumplieron en la moneda original. Las quiebras se diligenciaron ante la justicia con total ajuste a la ley. En definitiva, los acreedores de Brasil (ahorristas brasileros y extranjeros que llevaron sus ahorros a Brasil) nunca fueron defraudados. Ese no es el caso, lamentablemente, de nuestro país.

En Argentina no hay crédito porque no existe confianza en que quien solicita un préstamo siente la obligación de pagarlo en una moneda del mismo valor que la que recibió. La inflación nos ha mal-educado como deudores y, con razón, los acreedores, en última instancia los ahorristas nacionales y extranjeros, no confían. Por eso, invierten sus ahorros en el exterior. ¿Qué otra cosa significa comprar dólares o euros billete, tenerlos en el colchón, en una caja de seguridad, o depositarlos en el exterior? Uno podría pensar que si la gente quiere ahorrar en dólares o en euros, debería simplemente depositarlos en un banco en nuestro país y entonces ese banco dispondría de esos ahorros para transformarlos en préstamos. Pero a partir de que en enero de 2002 se pesificaron compulsivamente casi 100 mil milones de depósitos en dólares, la gente tiene muchas razones para desconfiar. Por eso en lugar de dolarizar sus depósitos, cuando la gente piensa que el peso se va a desvalorizar, simplemente compra dólares billetes o envía sus ahorros al exterior.

Quienes confunden dinero con crédito,muy a menudo, encuentran una solución sencilla a la falta de crédito. Ese es el caso de Heller, Cornide y Marcó del Pont. Proponen que el Banco Central, a través de redescuentos de cartera, cree capacidad prestable en los bancos y, de esa forma, el crédito aparezca como por arte de magia. Es absurdo que con tanta experiencia inflacionaria no adviertan que tal magia no existe. Los redescuentos crean inflación y destruyen el crédito. Si el Banco Central vuelve a esa práctica, lo único que quedará es la inflación y el estancamiento. Nunca el desarrollo y la prosperidad.

Espero esta misma tarde continuar con este post. Mientras tanto lo subo al sitio, porque varios visitantes me han pedido que discuta este tema, sobre el que hay hoy varios artículos interesantes en el diario La Nación.

Incentivos al Empleo Formal: Una Propuesta

Este es el título de una propuesta que hemos preparado para Colombia, Rodrigo Botero y yo. Lo escribimos durante el mes de enero, mientras estuve en Cambridge, Masachussetts. Fue una iniciativa de Rodrigo Botero a partir de una idea que yo sugerí en Medellín, en oportunidad a la visita que hice a esa ciudad en noviembre del año pasado, invitado por el Gobernador de Antioquia. Acabo de subir la propuesta a la página «artículos en español» de este sitio.

Quienes quieran conocerla leyendo un artículo muy ameno, recomiendo visitar el sitio de El Colombiano, el diario  de Medellín, en el que hoy se publica la columna habitual de Rodrigo Botero con el título: «El Empleo Como Objetivo Prioritario».

«Si la gente se asusta y sale a comprar dólares…»

(A continuación se transcribe una sección completa del libro «Estanflación» de Domingo Cavallo, editado por Sudamericana en septiembre de 2008)

«Aunque parezca sorprendente, pese a las reservas acumuladas por el Banco Central, en un futuro no muy lejano el precio del dólar se puede escapar. Si para evitarlo el gobierno acentúa el control de cambios, puede reaparecer el dólar paralelo, como ocurrió tantas veces entre 1975 y 1990. Algo parecido viene ocurriendo en Venezuela desde hace varios años, a pesar de la lluvia de petrodólares que ingresan a las arcas de PDVSA.»

«Como esta conclusión no es obvia, me detendré a explicar por qué puede suceder que la gente salga a comprar dólares desesperadamente. Y por qué el gobierno puede llegar a acentuar los controles de cambio».

«Hace ya más de doce meses que la cuenta que registra el movimiento de capitales entre la Argentina y el exterior ha pasado a ser negativa. Fuertemente negativa. En el segundo semestre de 2007 salieron por esta vía 4.800 millones de dólares y en el primer semestre de 2008 la salida aumentó a 7.200 millones. Esta última cifra ya es significativamente superior al saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que continúa siendo positiva y no muy diferente de lo que lo fue en los tres últimos años».

«El saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos registra la entrada y salida de dólares por movimiento de bienes y servicios, es decir por exportaciones e importaciones, no sólo de bienes físicos, que atraviesan las fronteras, sino por servicios, como el turismo, los transportes y las finanzas. Éste sigue siendo positivo porque han aumentado mucho los precios de los productos de exportación tradicional de la Argentina, en particular la soja».

«Pero a diferencia de lo que ocurrió hasta el primer semestre de 2007, ahora que el saldo de la cuenta de capital, es decir, el resultado de los movimientos netos de capitales, se ha tornado fuertemente negativo, las reservas de divisas del Banco Central han dejado de crecer y, últimamente, han comenzado a bajar».

«Por eso se puede llegar a producir la paradoja de que, aunque el peso continúe mostrando signos de seguir estando subvaluado cuando se observa el atraso de las tarifas públicas y muchos otros bienes y servicios que han sido utilizados para reprimir la inflación, la percepción de los operadores del mercado de capitales sea que el peso ya ha comenzado a estar sobrevaluado, algo que los que compiten con productos importados denominan “atraso cambiario” para sugerir que sería necesario permitir una nueva devaluación».

«El régimen de libre flotación cambiaria, en contraposición a uno de precio fijo o administrado del dólar, se inventó, precisamente, para encontrar un mecanismo de equilibrio que permita valuar correctamente el peso o, lo que es lo mismo, el precio del dólar en pesos, cuando existen distintas percepciones de quienes ofrecen y compran en el mercado de cambios. Pero ese mecanismo no está en funcionamiento en nuestra economía en este momento».

«¿Podrá estarlo en el futuro? Lo dudo mucho, porque salvo que este gobierno cambie completamente de dirección, tanto en materia de organización de la economía cuanto de políticas económicas, va a seguir primando la estrategia de reprimir la inflación. Y ésta no lleva a la libre flotación, sino a los mayores controles de cambio y a la aparición de un mercado paralelo del dólar que puede llegar a alejarse mucho del precio fijado por el gobierno para las transacciones autorizadas».

«Cuando en medio del conflicto con el campo, allá por marzo y abril de 2008, la gente se asustó y comenzó a demandar dólares, el gobierno salió a vender reservas del Banco Central para evitar que su precio subiera. Y más aún, para hacerlo bajar de 3,20 a 3,06 en el transcurso de unas pocas semanas. E hizo esto sin anunciarlo ni explicarlo, en flagrante contradicción con los persistentes anuncios de que la estrategia de crecimiento del país se basa en un precio alto para el dólar».

«¿Fue esta reacción completamente inesperada para los economistas con experiencia en la Argentina? No para mí, pero sí para casi todos los demás. Especialmente para los autores ideológicos del Plan Fénix».

«En realidad lo que está ocurriendo con el mercado de monedas extranjeras y la reacción del gobierno es lo que cabía esperar cuando en una economía se ha seguido una estrategia de inflación reprimida, basada en congelamientos, controles de precios y restricciones al comercio exterior, y la gente comienza a advertir que son insostenibles. Lo natural es que la población se asuste y salga a comprar dólares, como lo hizo tantas veces en el pasado ante situaciones no muy diferentes. Más aún cuando está muy desorientada por la contradicción entre el discurso del dólar alto que ha venido haciendo el gobierno y las intervenciones del Banco Central para que el precio del dólar baje».

«Por el momento, quienes argumentan que es imposible que se produzca una demanda desesperada de dólares por parte de la gente que el Banco Central no pueda llegar a satisfacer muestran como prueba de sus afirmaciones el alto nivel de reservas que el Banco Central aún conserva. Pero esto es una ilusión, por no decir una alucinación».

«Si descontamos las reservas los dólares que el gobierno probablemente tendrá que usar para evitar caer otra vez en una moratoria de la deuda externa en los próximos meses, más los dólares que tienen como contrapartida a las letras emitidas por el Banco Central, que sólo serán renovadas por sus tenedores si les pagan una tasa de interés cada vez más alta y gravosa para las cuentas fiscales, los dólares que le quedan al Banco Central para enfrentar una corrida en contra del peso son insignificantes».

«Por eso, y porque me parece que el gobierno no permitirá que se desboque la inflación, como lo haría si el precio del dólar se escapara, pero tampoco podrá continuar con la política de los últimos meses de vender reservas, ni permitirá que las tasas de interés que debe pagar para renovar las letras que emitió para respaldar las reservas se torne extremadamente alta, sólo le quedará acentuar los controles de cambio. Es decir, restringir fuertemente la venta de dólares para usos que no considere prioritarios».

«Esta conducta del gobierno es la que debe esperarse cuando se ha llevado a la economía a una situación de inflación reprimida».

«Si, como es altamente probable, cuando la gente decida comprar desesperadamente dólares, se crea de hecho un mercado paralelo, las reservas del Banco Central comenzarán a disminuir por operaciones de sobrefacturación de importaciones y de subfacturación de exportaciones que fueron habituales en los períodos de multiplicidad de mercados cambiarios originados en los controles de cambio».

«Cuando las reservas tengan un nivel mínimo estaremos a punto de pasar del período de estanflación, que es precisamente el período caracterizado por la existencia del mercado paralelo del dólar, a un período de hiperinflación».