Perú, firme en su buen rumbo

Perú cambió su organizacion económica a principios de la década del 90 en la misma dirección que lo hizo nuestro país y, prácticamente, por las mismas razones: como Argentina, el Perú había vivido años de alta inflación con estancamiento y terminado en hiperinflación. Consiguió, desde entonces, vivir con baja inflación y recuperar el crecimiento económico sostenido.

A pesar de que el Presidente Fujimori, que inició el cambio, fue muy criticado por sus manejos políticos y por la corrupción de su gobierno, como ocurrió en Argentina con el Presidente Menem y que, como en nuestro país, hubo un período, al final del Gobierno de Fujimori, en que la economía entró en recesión, los gobiernos que reemplazaron a Fujimori, primero el del Presidente Paniagua, luego el del Presidente Toledo y ahora el de Alan García, mantuvieron las mismas reglas de juego para la economía. Nunca se produjo en Perú un quiebre institucional, en materia económica, como el que significo en nuestro país el Gobierno de Duhalde y nunca se destruyeron las reglas de juego de la economía como, luego de Duhalde, continuaron haciéndolo Nestor y Cristina Kirchner.

La continuidad de políticas económicas y el respeto de las reglas de juego de una economía de mercado, abierta al mundo y con estabilidad monetaria, están produciendo un rédito evidente para el pueblo del Perú. Hace algunas semanas pasé dos días por Lima, de regreso a la Argentina y pude constatar el clima de prosperidad económica que se vive, no solo a la vista del viajero que no había visto la ciudad desde varios años atrás, sino a través de los comentarios, tanto de humildes trabajadores como de encumbrados empresarios. Y esa percepción la tuve a pesar de que Perú estaba en medio de una crisis de su gabinete por denuncias de corrupción. Claro que el Presidente Alan Garcia, lejos de desmerecer las denuncias, respondió removiendo a los ministros sospechados y mandó a investigarlas sin ninguna reserva. Qué diferente al clima que encontré en Argentina unos pocos días después!

Hoy he leído en los diarios que Perú acaba de firmar un acuerdo de libre comercio con China, muy parecido al que en forma pionera firmó el año pasado la República de Chile. El Presidente Chino, Hu Jintao, anticipó un día su visita a Lima, originariamente programada para participar en la importante reunión de APEC (Comisión Económica Asia Pacífico) que se esta llevando a cabo en esa ciudad, precisamente para firmar este acuerdo de libre comercio. Lo hizo acompañado por una impresionante delegación de empresarios y funcionarios chinos de mas de 600 personas.

Perú ya había conseguido que el Congreso de los EEUU aprobara el tratado de libre comercio con el país del norte, semejante también al que hace algunos años firmaron Méjico, Chile, Colombia y casi todos los países de Centroamerica y del Caribe. (El acuerdo entre Colombia y EEUU aún esta pendiente de aprobación en el congreso norteamericano y constituirá un test sobre la vocación del Presidente Obama por apoyar el libre comercio). Además, Perú y Colombia ya consiguieron que la Unión Europea esté dispuesta a negociar el tratado de libre comercio con estos dos países y no con la CAN (Corporación Andina de Naciones, que integran además Bolivia, Ecuador y Venezuela) como se había condicionado anteriormente por la Unión Europea. Esta decisión de la Unión Europea es muy promisoria porque remueve el obstáculo que significaba la negativa de Bolivia, Ecuador y Venezuela a avanzar hacia el libre comercio.

En síntesis, Perú esta siguiendo los pasos de Chile al mantenerse como una economía de mercado, abierta y estable, con acuerdos de libre comercio con todas las regiones y naciones importantes del mundo. Méjico, Colombia, Brasil, Uruguay y casi todos los paises de Centroamerica y el Caribe, están siguiendo el mismo camino. Las únicas que estan encerrándose y aislándose cada vez más, con graves consecuencias estanflacionarias, son las economías de Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, naciones que han aceptado seguir el rumbo del Comandante Chavez en su temerario viaje hacia el «Socialismo del Siglo XXI». Viaje que terminara retrotrayendo a nuestras naciones a las peores experiencias de populismo y aislamiento internacional que caracterizaron a las penosas décadas del 70 y del 80, del siglo pasado.

 

 

Los chinos ven a la crisis global como una oportunidad para corregir desajustes internos

Durante la última semana escuché muchas exposiciones de altos dirigentes chinos y participé en discusiones sobre lo que debe hacer China frente a la crisis financiera global. Tengo la sensación que esta vez, como ya ocurrió en 2005, los debates en este quinto Foro sobre las Finanzas Internacionales (IFF2008) permiten anticipar las futuras políticas del Gobierno Chino.

Yo había participado, en el año 2005, en la segunda versión de este mismo foro. En esa oportunidad presenté el trabajo que habíamos preparado con Joaquín Cottani titulado: “Debería China revaluar su moneda?” Pocos meses después de aquella reunión, el Banco Central de China anunció su nueva política cambiaria, precisamente la cuestión que había sido motivo de debate en el foro. Desde entonces la moneda china (el Ramimbí, su nombre internacional, o el Yuan, como se lo denomina popularmente dentro de China) se apreció más del 20 % con respecto al Dólar. Esto ayudó a China a neutralizar, en parte, el impacto inflacionario interno del aumento de los precios internacionales de la energía y los alimentos.

 

El manejo de la política cambiaria por parte de China en los últimos tres años estuvo a mitad de camino de la que aplicó Brasil (que dejó que su moneda, el Real, se apreciara frente al Dólar, mucho más que lo que se apreció el Ramimbí) y la que aplicó Argentina (que prácticamente mantuvo fijo el valor del Peso frente al Dólar). Igual que Argentina, China apeló además a la fijación de precios internos de la energía y de los alimentos bastante por debajo que los internacionales. En consecuencia debió financiar, como nuestro país, un fuerte aumento en el presupuesto de subsidios, algo que para China no es un gran problema porque su situación fiscal es muy holgada y no depende de la bonanza internacional. En esta materia aventajan significativamente a nuestro país, cuya holgura fiscal es totalmente dependiente de los altos precios de los productos de exportación.

 

Para esta nueva reunión del foro, su quinta versión, Joaquín Cottani y yo preparamos justamente un nuevo trabajo titulado: “Distorsionando la micro para embellecer la macro” en el que criticamos este tipo de intervención estatal en el sistema de precios de mercado acompañados por subsidios fiscales, aplicados en forma extrema por Argentina y en forma más moderada, pero igualmente distorsiva, también por China.

 

A pesar de que nuestro trabajo no elogia, sino que, por el contrario, advierte sobre los costos y peligros que acarrea este tipo de intervención estatal en los mercados y lo hace no sólo en referencia a nuestro país, sino también a la propia China, los organizadores del evento publicaron nuestro trabajo, en Inglés y en Chino, en el libro conmemorativo del IFF2008. Una clara demostración de que el Gobierno Chino no le tiene miedo a las críticas, algo muy diferente a la actitud del Gobierno Argentino.

 

La importancia que el gobierno Chino le dio a esta quinta versión del Foro sobre la Finanzas Internacionales 2008 se podía visualizar en las amplias avenidas de Beijing que estuvieron embanderadas toda la semana con emblemas y leyendas alusivas a esta reunión. Los organizadores del foro destacaron que este tipo de decoración de la ciudad, alusiva a eventos que se desarrollan en la misma, ocurrió en sólo tres ocasiones durante este año: las otras dos fueron las olimpiadas y el encuentro reciente entre los líderes gubernamentales europeos y asiáticos. Destaco este detalle anecdótico, porque sugiere que las discusiones que tuvieron lugar en el foro no caerán en saco roto, como no lo hicieron las discusiones del 2005.

Para no agobiar a los visitantes de este blog con demasiados detalles, paso a resumir mis conclusiones sobre lo que los chinos están haciendo para transformar a la crisis financiera global en una oportunidad.

 

En primer lugar ya han decidido implementar políticas monetarias y fiscales expansivas de la demanda interna por montos que en los próximos cuatro años significarán, en conjunto, alrededor del 15 % de su Producto Bruto Interno. Lo pueden hacer porque frente a la bonanza externa de los últimos años habían aplicado precisamente políticas monetarias y fiscales internas restrictivas y habían acumulado un impresionante nivel de reservas internacionales. Es interesante destacar además, como ya lo señalé en mi nota anterior sobre la crisis global vista desde China, que estas medidas de expansión fiscal, a pesar de que procuran elevar la demanda interna, no se desentienden de la necesidad de impulsar aumentos de productividad. De esta forma apuntan a que haya también una respuesta rápida de la oferta de bienes y servicios y no aumente la inflación.

 

En segundo lugar, y esto surgió explícitamente en las discusiones del foro, los chinos aprovecharán la baja de los precios internacionales de la energía y los alimentos y las menores presiones inflacionarias que vienen desde afuera de su economía, para acercar rápidamente los precios internos a los precios internacionales, de manera de evitar los subsidios destinados a financiar distorsiones y poder dedicar esos recursos a financiar rebajas de impuestos que hasta hoy encarecían los costos de los productos de exportación. Es decir, el Gobierno Chino se prepara para remover todas las distorsiones a las que se refiere nuestro trabajo sobre Argentina y China.

 

En tercer lugar, los Chinos utilizarán toda su influencia en los organismos y foros internacionales, así como el uso externo de la capacidad de financiamiento que le otorga su fuerte nivel de reservas internacionales, para asegurarse que los países del mundo no apliquen políticas comerciales de cuño proteccionista y, por el contrario, mantengan sus economías abiertas al comercio, tanto en relación a los bienes y servicios en general como en relación a los productos de origen chino. Esto significa que China no brindará apoyo financiero a los países que impongan restricciones a la entrada de productos chinos a sus economías, salvo que esas restricciones estén especialmente aceptadas por las reglas de la Organización Mundial del Comercio y sean no discriminatorias contra China.

 

Así como en varias de mis notas anteriores sugerí a nuestros gobernantes prestar atención a la experiencia de Brasil, aprovecho esta nota, escrita mientras estoy volando de Beijing a New York, para exhortar a Cristina y Nestor Kirchner a prestar mucha atención a las decisiones del Gobierno de Hu Jintao, porque la experiencia China les puede ayudar a advertir cuan equivocado es el enfoque con que se están conduciendo tanto la política económica como la política exterior en Argentina. Lamentablemente mientras Bush, Lula, Brown, Sarkozí y casi todos los demás líderes mundiales se reunieron bilateralmente con el presidente Chino en oportunidad de la reunión del G-20 en New York, tal como lo muestran las tapas de todos los diarios de China del domingo 16 de noviembre, nuestra cancillería no encontró interesante, o no consiguió, una entrevista de Cristina Kirchner con Hu Jintao. Una pena.

 

 

 

La Corte Suprema argentina abre las puertas a la libertad sindical

Mensaje de Domingo Cavallo recibido por correo electrónico:

Quiero compartir con los visitantes de este blog este importante artículo de Armando Caro Figueroa, cuyo contenido refleja la opinión de todos los argentinos que queremos un país moderno con pleno goce de todas las libertades que garantiza nuestra Constitución Nacional.

Domingo Cavallo.

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El 11 de noviembre será recordado como el día en el que la Argentina dio un paso de gigante hacia la libertad sindical, dejando atrás décadas de monopolio y exclusiones.

Y lo será gracias al empeño de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), un sindicato tradicional ideológicamente reconvertido, y a la lucidez de la Corte Suprema de Justicia (CSJN) que, apartándose de los precedentes y haciendo caso omiso de los poderes institucionales y fácticos que exhibe la Confederación General del Trabajo (CGT) decidió, en una importante sentencia inaugural, hacer realidad la supremacía de la Constitución Nacional y de los tratados internacionales.

Durante más de 60 años el llamado modelo sindical peronista [1] , resistió todos los decenales embates (1956[2] , 1966[3]  y 1976[4] , 1984[5] , 1996[6] ), y encontró la manera de salir fortalecido después de cada uno de ellos.

Así y en lo que se refiere a los “delegados de fábrica”, la vigente Ley  23.551 (arrancada o concedida por el Presidente Alfonsín en el marco de un desafortunado pacto político del radicalismo con un sector del sindicalismo peronista) blinda al sindicato único dentro de la empresa, reconociéndole derechos que hasta entonces el peronismo político se había abstenido de reconocer.

Aquel modelo resistió también a lo largo de estos años la prédica, a veces excesivamente prudente pero constante, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que daba lugar a explicaciones forzadas y promesas insinceras de las autoridades locales.

El fallo unánime de la CSJN, de impecable factura democrática, toma el toro por los cuernos y supera con creces los tímidos avances hacia el pluralismo y la libertad sindicales ensayados durante los primeros 25 años de democracia [7].

Si bien la sentencia se circunscribe a reconocer el derecho del sindicato menos representativo (en el caso: ATE respecto de PECIFA) a instar la celebración de elecciones a delegados de personal y el derecho de sus afiliados a presentarse como candidatos, su clara línea argumental sienta las bases para desarticular los otros dos pilares del modelo sindical peronista: el monopolio para negociar convenios colectivos de trabajo (entre otros poderes excluyentes), y el monopolio sobre el gobierno de las Obras Sociales.

Aún cuando esta no sea la opinión del señor Ministro de Trabajo ni del Procurador General de la Nación, que pretenden limitarlo al ámbito del sector público, pienso que el pronunciamiento de nuestro alto tribunal sienta principios válidos para todas las ramas, sectores o empresas.

En realidad, el fallo abre la posibilidad de generar órganos de representación obrera en los centros de trabajo, no necesariamente sindicalizados, mas parecidos a los comités o consejos de empresa europeos que a nuestras tradicionales “comisiones internas” controladas absolutamente por las cúpulas sindicales.

Estamos, en mi opinión, ante una excelente noticia para las instituciones de la república, para los equilibrios imprescindibles dentro del sistema de relaciones laborales, y también para los intereses de los trabajadores, por mucho que el sindicalismo tradicional se empeñe en equiparar pluralidad representativa con debilidad obrera o agite el fantasma del clasismo de izquierda para afligir a sus compañeros de ruta dentro del mundo patronal.

En resumen, de los tres pilares del modelo sindical peronista (monopolio de la negociación colectiva, monopolio de la acción sindical dentro de la empresa y gestión monopólica de las obras sociales), la sentencia de la Corte demuele al segundo y abre una apreciable brecha dentro del primero.

Lamentablemente, de momento no hay indicios de que alguno de los poderes del Estado vaya a atreverse a abolir el monopolio sindical sobre las Obras Sociales que la dictadura de Onganía concedió al vandorismo.

Salta, 12 de noviembre de 2008.

[1] Si se recuerda que Augusto T. VANDOR, el asesinado líder de la Unión Obrera Metalúrgica, y sus seguidores, fueron quienes obtuvieron de gobiernos no peronistas medidas de consolidación del unicato gremial (tales la Ley de Obras Sociales de 1970 y la vigente Ley de Asociaciones Sindicales de 1987), resultaría mas rigurosa la denominación de “modelo sindical vandorista”.

[2] Decreto Ley 9.270/56, a través del cual el Gobierno de facto presidido por el General Aramburu intentó implantar la pluralidad sindical.

[3] Decreto 969/66, dictado por el Presidente radical Arturo U. Illia, que promovía el pluralismo y la federalización de los sindicatos.

[4] Decreto 9/76, mediante el cual la dictadura del General Videla congeló la acción sindical, hasta la nueva regulación dada por la Ley 22.105.

[5] Proyecto de Ley impulsado por el Presidente Raúl Alfonsín y su Ministro de Trabajo Antonio MUCCI y abortado por el peronismo político.

[6] Reconocimiento administrativo de la Central de Trabajadores de los Argentinos (CTA) y desbloqueo de miles de solicitudes de “inscripción” y “personería” gremiales.

[7] Así, por ejemplo, la “simple inscripción” de la CTA (en 1996) y la ley 24.185 de negociación colectiva para el sector público (1992).

La recesión global vista desde China

Mensaje de Domingo Cavallo enviado por email desde China.

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El domingo 9 de noviembre, cuando tomé el avión para Beijing en el Aeropuerto Kennedy de New York, elegí para leer durante el viaje los diarios financieros en su edición de fin de semana (Finantial Times y Wall Street Journal) y el New York Times en su versión dominical, siempre llena de información y de interesantes artículos de opinión. Además de los comentarios sobre los primeros pasos de Obama como Presidente Electo de los EEUU, el otro tema central de los diarios era precisamente la sugerencia de muchos economistas y líderes de naciones occidentales al Gobierno Chino para que impulsara el consumo de las familias como forma de contribuir a la vez, al sostenimiento de la creación de empleos en China y a actuar como motor impulsor de la economía global, dado que el tradicional motor norteamericano estará apagado por un tiempo.

Apenas me bajé del avión en Beijing pude conseguir un ejemplar del China Daily, que ya traía los detalles del paquete de estímulo al crecimiento que había sido anunciado precisamente durante el fin de semana. No caben dudas que los chinos están respondiendo con velocidad al nuevo rol que les reclama el mundo. Esto demuestra que el argumento que se escuchaba meses atrás, sobre el peligro que significaba para la economía global que repentinamente el Gobierno Chino saliera a vender títulos del tesoro americano provocando una fuerte caída del dólar y una suba de la tasa de interés de las operaciones en esa moneda, era equivocado. La crisis que se ha desatado nada tiene que ver con semejante actitud desestabilizadora de los chinos, sino que, por el contrario, si esa crisis va a encontrar un freno y se eventual reversión, será entre otras cosas, gracias al accionar del Gobierno Chino.

Como sostuve en los artículos que escribí en mayo de 2007, en Asia se descubren las claves del desarrollo y los chinos demuestran conocer muy bien cómo funciona la economía de mercado. Lo que más me impresionó del paquete de expansión fiscal anunciado por China, es que, a diferencia de lo que le reclamaban los expertos occidentales, el paquete no constituye sólo un impulso al consumo de las familias, sino que pone un gran énfasis en la inversión en infraestructura económica y social, casi siempre dirigida a mejorar la productividad de la economía.

Quiero detenerme un momento en esta cuestión, porque aquí radica, precisamente, la gran diferencia de enfoque de los macroeconomistas occidentales, especialmente de aquellos acostumbrados a razonar sobre economías maduras, y la de los economistas y líderes políticos chinos que, a mi juicio, tienen una percepción más acabada de lo que la crisis global puede significar para las economías emergentes.

Los macroeconomistas occidentales critican el énfasis que los chinos han puesto en las exportaciones y la inversión como motores de su crecimiento económico y destacan, como característica negativa, la baja propensión a consumir de las familias chinas. Como ahora predicen que la recesión global disminuirá el mercado para las exportaciones chinas y reducirá la inversión en los sectores vinculados a la producción exportable, recomiendan que el gobierno chino promueva simplemente el aumento del consumo de las familias.

Los economistas y líderes políticos chinos también consideran conveniente lograr que el consumo de las familias aumente, pero no desean hacerlo a través de mecanismos que puedan afectar negativamente a la productividad. Por eso ponen énfasis en inversiones urbanas y rurales destinadas apuntalar el aumento de la productividad y el empleo. De esa forma esperan incrementar también el consumo, pero por la vía indirecta de aumentar los ingresos ganados por las familias en base a su trabajo productivo y no como dádivas del gobierno.

De ahí que a diferencia de lo que le sugieren desde occidente, no han lanzado un paquete fiscal basado en subsidios sociales sino, fundamentalmente, enderezado a crear empleos y aumentar la productividad. Cuidarán también la competitividad externa de su economía y tratarán de mantener lo más alto posible el ritmo de sus exportaciones.

Este último aspecto, que ha sido bien entendido por el Presidente Lula, tal como lo refleja el discurso que pronunció el sábado pasado frente a los ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales del Grupo de los 20, pone a la estrategia comercial proteccionista y aislacionista del Gobierno Argentino absolutamente a contramano de la estrategia China. No me cabe ninguna duda que los chinos mantendrán bien abierta su economía, pero sólo frente a los países que no recurran a restricciones cuantitativas ni a aumentos de aranceles como forma de frenar las importaciones procedentes de China. Creer que los chinos nos comprarán sin preguntarnos como tratamos a las importaciones procedentes de China es una ingenuidad que nos puede costar muy caro en el escenario mundial que se perfila cada vez con más claridad: una economía global en la que la recuperación y el futuro crecimiento dependerá más de la demanda china que de la demanda norteamericana.

En sucesivas notas, tocaré otros aspectos de la política con que los chinos se preparan no sólo para enfrentar sino, sobre todo, para tratar de revertir, la crisis global en la que ya ha entrado el mundo. Varios aspectos de la estrategia china, especialmente aquellos que tienen que ver con los impuestos distorsivos y el alejamiento de los precios internos de la energía de los precios internacionales, permiten visualizar con más claridad los errores que está cometiendo el Gobierno Argentino al adoptar medidas cada vez más alejadas de la lógica de la economía de mercado.

Domingo Cavallo

La recesión global vista desde EEUU

Estoy en los Estados Unidos. Llegué el martes 4 de noviembre a la mañana cuando los ciudadanos americanos aún estaban votando y luego de conversar con mucha gente, leer los principales diarios y haber escuchado atentamente la primer conferencia de prensa del Presidente Electo Barack Obama, a cuatro días de la elección tengo la sensación de que se va a evitar la depresión económica, del tipo de la de los años 30, pero que la recesión económica, que ya ha comenzado a manifestarse, será profunda y larga. Probablemente dure alrededor de dos años.

La inflación tenderá a bajar pero así como no habrá depresión tampoco habrá deflación, salvo la deflación del precios de los activos, que ya se ha producido. Con respecto a la inflación futura, luego que la economía de los EEUU comience a recuperarse, es difícil por el momento hacer predicciones. Si tuviera que apostar, lo haría por una inflación baja como la que predominó en el mundo durante las dos últimas décadas.

Mi impresión optimista sobre el riesgo de depresión y deflación tiene que ver con dos ingredientes importantes que aporta el nuevo Presidente de los EEUU: una renovada capacidad de diálogo y coordinación con los líderes del resto de los países del Mundo y  el mejor equipo de asesores económicos que, combinando experiencia con conocimientos, puede conformarse en los EEUU para trabajar junto con el resto de los gobiernos del Mundo.

La elección de Obama ha sido festejada por prácticamente todos los líderes de los países importantes y reforzará la saludable dosis de voluntad de coordinación y acción conjunta que ya se había puesto de manifiesto en las últimas semanas frente a la crisis financiera iniciada en los EEUU. Este es un aspecto muy positivo que refuerza la confianza que la gente había manifestado en el Estado Americano al aumentar la demanda de dólares y de títulos del tesoro como refugio frente a aquella crisis, porque ahora la confianza en la capacidad productiva de la economía norteamericana y en la seguridad jurídica que los EEUU siempre ofrecieron, se ve acrecentada por el mayor margen de maniobra que el nuevo Presidente tendrá para conformar con otros líderes mundiales el liderazgo global que se necesita para evitar que la recesión generalizada se transforme en depresión económica mundial.

La excepcional calidad del equipo de asesores que mostró Obama se puede ejemplificar con el Curriculum Vitae de cualquiera de sus miembros, pero sin duda el que mejor la simboliza es la figura de Paul Volcker, gigantesca en todo sentido. Paul Volcker es sin duda el padre de la estabilidad que ha gozado el mundo desde mediados de la década del 80. Y fue esa estabilidad más que cualquier otro fenómeno económico, la que permitió el crecimiento casi ininterrumpido de la economía norteamericana durante el último cuarto de siglo. También son frutos de esa estabilidad y del ejemplo que ella planteó al resto del mundo, los alentadores episodios de expansión económica en varios países emergentes importantes durante al menos partes del mismo período. Frente a las crisis financieras que también existieron durante el último cuarto de siglo, fue Paul Volcker quien más insistió en la necesidad de afinar los instrumentos de coordinación económica global para prevenir y resolver las crisis financieras regionales, opinión lamentablemente no escuchada suficientemente por los cultores de las políticas monetarias y fiscales independientes de cada uno de los países.

Paul Volcker, como Bob Mundell, siempre ha sido partidario de que se conforme un sistema monetario y financiero mundial y consideró a la creación del EURO como un avance en esa dirección, mientras muchos de sus colegtas norteamericanos advertían sobre los riesgos para las naciones europeas de resignar sus políticas monetarias nacionales.  Yo creo que estas ideas, muy constructivas para avanzar hacia la gobernabilidad global, van a constituirse en una herramienta fundamental de la recuperación económica en condiciones de estabilidad para la economía mundial.

Mi optimismo sobre la importante contribución que podrán hacer el nuevo Presidente de los EEUU y sus asesores económicos no significa que pueda evitarse el despliegue mucho más profundo y extendido de la recesión que ya se vive en la economía norteamericana, en varias economías de Europa y en Japón. Esta recesión es consecuencia de la reducción de riqueza que ya ha producido la crisis financiera, de la virtual desaparición del crédito en los principales mercados de capitales y al inevitable ajuste en los niveles de consumo de las familias norteamericanas, que debido al acceso fácil al crédito bancario de la última década, tuvieron tasas de ahorro negativas.

Los efectos negativos sobre las economías emergentes se producirán fundamentalmente por la disminución de la demanda por sus productos de exportación, desde la China a la Argentina, pasando, por supuesto por todas las economías emergentes. Y los efectos negativos pueden ser muy fuertes o no tan severos dependiendo de la inteligencia con que los líderes de los países emergentes enfrenten este nuevo escenario de la economía global, tan diferente al que predominó durante el último lustro.

Hasta ahora los indicios no son de gran inteligencia por parte del Gobierno Argentino. Mas bien, todo lo contrario. Respecto del Gobierno Chino tengo mejores expectativas, pero sobre esto les contaré la próxima semana. Mañana viajo a Pekín adonde participaré en una conferencia sobre el posicionamiento de China frente a la crisis financiera global, organizada por el Gobierno Chino. Nos invitaron a Joaquín Cottani y a mí a exponer sobre nuestro trabajo » Distorting the Micro to Embelish the Macro», publicado por el Grupo de los 30.

Como entre las virtudes de la economía china no está la de facilitar el acceso a los blogs occidentales, creo que tendré dificultades para administrar mi blog desde Pekín, pero con la ayuda de Felipe Murolo y el acceso a los servicios de e-mail, que no enfrentan restricciones, espero seguir en contacto con ustedes. Estaré en China entre el 9 y el 17 de Noviembre. Mientras esperan mi mensaje sobre la recesión global vista desde China, los invito a releer los cinco artículos que escribí durante mi anterior viaje a ese país, en mayo de 2007. Se titulan:En Asia se descubren las claves del desarrollo ,En el Este de Asia nunca permitieron que la inflación redistribuya ingresos y riqueza , En China se invierte mucho en Infraestructura. En Argentina, muy poco…, Los empresarios chinos apuestan más a la tecnología que a los salarios bajos y Los chinos conocen, y aplican, la teoría económica de los mercados competitivos.