La disputa por Wachovia es muy interesante para entender cómo el Mercado y el Estado pueden complementarse para proveer una solución a la crisis financiera global.
Hace una semana las acciones del banco Wachovia se estaban desmoronando y la agencia encargada de asegurar los depósitos en los Estados Unidos (la FDIC), preocupada por el enorme costo que podría significar la quiebra de ese banco, se encargó de buscarle un comprador. El Citigroup estuvo dispuesto a comprar las acciones de Wachovia a algo menos de 3 dólares por acción, pero exigió que la FDIC (en última instancia del Estado) se comprometiera a soportar cualquier pérdida mayor a los 40 mil millones anuales que surgiera de los riesgos tomados por Wachovia. Se hizo el anuncio, las acciones del Wachovia dejaron de caer y las del Citi subieron, lo que significó que la operación de salvataje fuera considerada exitosa.
Quienes quieren demostrar que la intervención del Estado es necesaria y conveniente utilizan esta experiencia como ejemplo: se evitó la quiebra del Wachovia y se protegió a sus depositantes y acreedores. Quienes dicen que el Estado nunca debe intervenir utilizan el mismo ejemplo para argumentar que el Estado a través del FDIC comprometió dinero de los contribuyentes para cubrir las eventuales pérdidas del Wachovia que el Citi no estuvo dispuesto a asumir… Pero sigamos con la historia…
Pocos días después apareció Warren Buffett, propietario de Wells Fargo, otro banco de los Estados Unidos con fuerte desarrollo en la costa oeste de ese país y ofreció pagar 7 dólares por cada acción del Wachovia sin exigirle al FDIC ningún compromiso de absorción de eventuales pérdidas futuras. Los accionistas del Wachovia decidieron aceptar la oferta de Warren Buffett. Les quedó una disputa con el Citi sobre la posible violación de un contrato de negociación exclusiva que habían firmado Wachovia y el Citi, pero lo cierto es que la FDIC pudo salir del medio de la operación y, al menos en este caso, el dinero de los contribuyentes dejó de correr riesgos. Es decir, el Estado intervino inteligentemente, sin costo fiscal. Donde estuvo la magia? Simplemente en que el Estado intervino en forma subsidiaria y, en la medida que el Mercado, en este caso a través de uno de sus actores, Warren Buffett, resolvió el problema, el Estado pudo retirarse de la escena.
Para aclarar conceptos voy a explicar cómo hubiera actuado el Estado si estuviera manejado por funcionarios corruptos o ideológicamente estatistas: si los funcionarios del FDIC fueran corruptos le hubieran pedido al Citi una comisión por debajo de la mesa para bloquear la operación de compra de Warren Buffett, aunque significara hacerle asumir riesgos a la FDIC; si fueran honestos pero ideológica mente estatistas, en lugar de pedirle una comisión por debajo de la mesa al Citi le habrían pedido la cesión gratuita para el Estado de una cierta cantidad de acciones del Citigroup e ingerencia en la designación de los directivos de la institución. Si además de ideológicamente estatistas fueran populistas, seguramente le habrían pedido al Citi la designación de un cierto número de punteros políticos en cargos claves con altas remuneraciones, aunque no supieran nada de operaciones bancarias.
Una pregunta interesante que me formulé cuando me informaba sobre estos acontecimientos es la siguiente: porqué Warren Buffett no apareció antes e hizo la oferta de 7 dólares sin haber esperado la intervención del FDIC? Simplemente porque la acción del Wachovia estaba cayendo contínuamente y nadie aparece como comprador hasta que hay síntomas de que va a dejar de caer. Ya hay muchos compradores de acciones de Bancos que por hacerlo demasiado tempranamente perdieron mucho dinero. Por ejemplo, Temasek, el Fondo de riqueza soberano de Singapur, había comprado 10 mil millones de dólares en acciones de UBS y como éstas no dejaron de caer, al cabo de unas pocas semanas Temasek había perdido la mitad de su inversión. En el caso del Wachovia la intervención del Estado sirvió para detener la caída del precio de la acción y le dio tiempo a Warren Buffett para evaluar cuanto valía ese banco y hacer la oferta a un precio mucho mayor que aquel al que estaba dispuesto a pagar Citi.
Entre paréntesis, este caso demuestra que si el Tesoro Americano logra convencer al mercado que con los 700 millones de dólares que ahora tiene autorización para usar va a poder ponerle un piso al valor de las hipotecas incobrables en los términos originalmente pactados entre el deudor y el acreedor y, consecuentemente, a los inmuebles que garantizan esas hipotecas, es posible que aparezcan compradores privados, uno o muchos Warren Buffetts que estén dispuestos a pagar precios incluso mayores que los que el Estado establezca como piso. En ese caso la crisis podría llegar a resolverse sin arriesgar o arriesgando mucho menos que los 700 mil millones de dólares de dinero de los contribuyentes. Si esto ocurriera quedarían aventados los temores de los que consideran que el Estado nunca debería intervenir, pero, al mismo tiempo, quedaría también muy claro que en determinadas circunstancias, si el Estado no interviene el costo para los contribuyentes puede terminar siendo mucho mayor.
El Estado, cuando los funcionarios son honestos e inteligentes, lejos de interferir en el funcionamiento del Mercado, ayuda a que los Warren Buffetts, que no son otros que los agentes del Mercado, aporten las soluciones a su propio riesgo.