China y los EEUU buscan cooperar para sacar al Mundo de la crisis.

La solución de la crisis financiera que se inició en los EEUU pero que ahora se ha transformado en una crisis económica global, sólo se encontrará si se acentúa el espíritu de cooperación entre las naciones del  mundo que se pregona en los pronunciamientos de los líderes nacionales del Grupo de los 20 reunidos en Nueva York, el año pasado y en Londres hace pocas semanas.

Ojalá esa voluntad de cooperación se acentúe en la reunión cumbre inter-americana que está por realizarse en Trinidad Tobago. Es muy importante que en esta reunión predomine un clima de unidad y de respeto mutuo que revierta el clima disolvente que se vivió en la cumbre anterior, realizada en Mar del Plata. Como nuestro gobierno tuvo mucho que ver con el fracaso de aquella cumbre, es importante que en las actuales circunstancias Cristina Kirchner asuma una actitud diferente a la que en aquella asumió Nestor Kirchner. La presencia de Barack Obama como Presidente de los EEUU en lugar de George Bush, el Presidente al que se destrató en aquella oportunidad, le da a nuestra Presidenta una excusa de consumo interno para diferenciarse de la actitud anti-diplomática y grotesca que caracterizó a la postura de su esposo en la reunión de Mar del Plata.

China y los EEUU le están dando un buen ejemplo al Mundo. Sus sistemas políticos no podrían ser más diferentes. Sin embargo, ambas naciones están asumiendo una actitud responsable. China se avino, desde el inicio de la crisis financiera en los EEUU, a poner en marcha un ambicioso programa de expansión fiscal, claramente complementario del programa necesariamente más restringido que, por su ya elevado déficit fiscal, podían impulsar los EEUU. En Noviembre del año pasado trasmití a mis lectores mi visión de la crisis global vista desde los EE y vista desde China. Destaqué que los chinos ven a la crisis global como una oportunidad para corregir desajustes. Desde entonces China y los EEUU han actuado precisamente como yo visualicé que lo harían casi seis meses atrás.

Los chinos han manifestado, con sinceridad, su temor de que los EEUU terminen licuando sus deudas a través de una inflación mundial impulsada por una emisión descontrolada de dólares por parte de la FED, el Banco Central de los EEUU. Tienen razón en estar preocupados porque ellos tienen casi 2 billones de dólares de reservas (2 millones de millones o 2 trillions, en inglés). Si ellos intentaran canjear esos dólares por Euros, por ejemplo, provocarían la caída del dólar y el efecto inflacionario que los preocupa y además harían que aumenten las tasas de interés en los EEUU, acentuando el clima recesivo mundial. Por eso han planteado una alternativa muy constructiva: que los propios EEUU se avengan a un canje de los dólares que tienen los países como reservas por Derechos Especiales de Giro (DEGs). Los derechos Especiales de Giro son una moneda de reserva cuyo valor resulta de una cesta de monedas que además del Dólar, incluye Euros, Yenes y Libras Esterlinas.

Si Estados Unidos aceptara este canje, pasaría a tener una parte de su deuda pública en DEGs, en lugar de deber sólo en dólares. El monto de la Deuda pública de los EEUU en DEGs sería equivalente al monto actual de las reservas de dólares de los países que solicitaran el mismo canje que propone China. Posiblemente ascendería a entre 3 y 4 billones de dólares. Al pasar a deber en DEGs y no en dólares los EEUU estarían limitando su habilidad para licuar su deuda, es decir, estarían enviando señales claras de que la FED seguirá empeñada en mantener baja la inflación en los EEUU. Además sería una forma de que EEUU de el ejemplo en el compromiso asumido por todos los integrantes del G20 de no recurrir a devaluaciones competitivas de sus respectivas monedas nacionales.

Por supuesto que una vez producido este canje, estarían sentadas las bases para transformar a los DEGs en la moneda de la economía global. A partir de allí, será más fácil lograr la cooperación de todos los países del mundo para mantener baja la inflación a escala global y estarían sentadas las bases para que la expansión monetaria necesaria para atender situaciones de iliquidez en las economías emergentes pudieran decidirse en un Banco Central Global y no requiriera decisiones extraordinarias como las adoptadas por  el G20 en la reunión de Londres.

Las señales enviadas tanto por el Gobierno de China, como las que con menos contundencia pero con la misma vocación dialoguista está enviando el Presidente Obama, permiten alentar el optimismo.

Se desplomó el valor de las empresas

Hay muchos indicadores que permiten anticipar la magnitud de una recesión. Cuando el impulso recesivo sucede a un período de euforia durante el cual aumentaron sostenidamente el precio de los activos, hay un indicador que es particularmente apropiado para comparar las expectativas de recesión en distintas economías nacionales: se trata de la observación de los índices de precios de las acciones.

El precio de la acciones refleja el valor que el mercado de capitales le da a las empresas que cotizan en bolsa. Es sabido que en los últimos seis meses el valor de las empresas se desplomó en casi todos los países el mundo, reflejando expectativas generalizadas de recesión.

Felipe Murolo me ha enviado un conjunto de gráficos muy ilustrativos de la evolución de los índices de precios de las acciones en los EEUU, Chile, Brasil y Argentina. En ellos se puede descubrir  la predicción que están haciendo los mercados sobre el curso futuro del nivel de actividad económica en cada uno de estos países.

Estos dos gráficos, copiados a continuación, incluyen en azul la evolución del índice MERVAL de la Argentina, en rojo el índice IPSA de Chile, en verde el índice Dow Jones de los EEUU y en anaranjado el índice BOVESPA de Brasil .

En el primer gráfico, referido a los últimos seis meses, se puede ver que el país en el que menos cayó el valor de las empresas es Chile, con un 10 %, luego siguen EE.UU. y Brasil, ambos con caídas del orden del 30% y finalmente, Argentina, con una caída del 40 %.

En el segundo gráfico se observa que. en la perspectiva más amplia de los dos últimos años, el posicionamiento de los EEUU, de Chile y de la Argentina prácticamente no cambia. Brasil aparece con una mejor desempeño, sufriendo una caída leve, como la de Chile, porque a lo largo de todo el año 2007 y la mayor parte del 2008, el valor de sus empresas había aumentado más que en los otros tres países. Esto tuvo que ver con el optimismo que generó el descubrimiento de reservas de petroleo y gas por Petrobras en un momento en que los precios del petróleo estaba aumentando fuertemente. Por consiguiente, si bien en los últimos seis meses el valor de las empresas brasileras cayó tanto como las de los EEUU, el efecto neto para los dos años es más favorable en Brasil que en los EEUU.

Cómo se explica que, contrariamente a lo que ha venido pregonando el gobierno, la recesión que predicen los mercados de capitales sea mayor en Argentina que en los demás países? La razón es la que he venido sosteniendo en varios artículos de los dos últimos años: Argentina iba a entrar en recesión con inflación, es decir, en "estanflación, aún si continuaba la bonanza internacional.

Ahora que el viento de cola ha desaparecido y se ha transformado en viento en contra, Argentina se encuentra mucho más indefensa que el país en el que se inició la crisis global y que en nuestros países vecinos, porque mientras todos los demás conservan el crédito y no enfrentan riesgos inflacionarios, nuestra economía carece de crédito y tiene inflación reprimida. Estos dos defectos son gravísimos cuando además están cayendo los precios de exportación. Y éso es lo que están percibiendo los inversores en los mercados de capitales.

No es para alegrarse, pero es la realidad. Espero que el gobierno no se auto-engañe como lo ha venido haciendo en relación al problema de la inflación. Si se da cuenta del problema que enfrentamos, no debería demorar en hacer todo lo que esté a su alcance para eliminar la inflación reprimida y recuperar el crédito.

La recesión global vista desde EEUU

Estoy en los Estados Unidos. Llegué el martes 4 de noviembre a la mañana cuando los ciudadanos americanos aún estaban votando y luego de conversar con mucha gente, leer los principales diarios y haber escuchado atentamente la primer conferencia de prensa del Presidente Electo Barack Obama, a cuatro días de la elección tengo la sensación de que se va a evitar la depresión económica, del tipo de la de los años 30, pero que la recesión económica, que ya ha comenzado a manifestarse, será profunda y larga. Probablemente dure alrededor de dos años.

La inflación tenderá a bajar pero así como no habrá depresión tampoco habrá deflación, salvo la deflación del precios de los activos, que ya se ha producido. Con respecto a la inflación futura, luego que la economía de los EEUU comience a recuperarse, es difícil por el momento hacer predicciones. Si tuviera que apostar, lo haría por una inflación baja como la que predominó en el mundo durante las dos últimas décadas.

Mi impresión optimista sobre el riesgo de depresión y deflación tiene que ver con dos ingredientes importantes que aporta el nuevo Presidente de los EEUU: una renovada capacidad de diálogo y coordinación con los líderes del resto de los países del Mundo y  el mejor equipo de asesores económicos que, combinando experiencia con conocimientos, puede conformarse en los EEUU para trabajar junto con el resto de los gobiernos del Mundo.

La elección de Obama ha sido festejada por prácticamente todos los líderes de los países importantes y reforzará la saludable dosis de voluntad de coordinación y acción conjunta que ya se había puesto de manifiesto en las últimas semanas frente a la crisis financiera iniciada en los EEUU. Este es un aspecto muy positivo que refuerza la confianza que la gente había manifestado en el Estado Americano al aumentar la demanda de dólares y de títulos del tesoro como refugio frente a aquella crisis, porque ahora la confianza en la capacidad productiva de la economía norteamericana y en la seguridad jurídica que los EEUU siempre ofrecieron, se ve acrecentada por el mayor margen de maniobra que el nuevo Presidente tendrá para conformar con otros líderes mundiales el liderazgo global que se necesita para evitar que la recesión generalizada se transforme en depresión económica mundial.

La excepcional calidad del equipo de asesores que mostró Obama se puede ejemplificar con el Curriculum Vitae de cualquiera de sus miembros, pero sin duda el que mejor la simboliza es la figura de Paul Volcker, gigantesca en todo sentido. Paul Volcker es sin duda el padre de la estabilidad que ha gozado el mundo desde mediados de la década del 80. Y fue esa estabilidad más que cualquier otro fenómeno económico, la que permitió el crecimiento casi ininterrumpido de la economía norteamericana durante el último cuarto de siglo. También son frutos de esa estabilidad y del ejemplo que ella planteó al resto del mundo, los alentadores episodios de expansión económica en varios países emergentes importantes durante al menos partes del mismo período. Frente a las crisis financieras que también existieron durante el último cuarto de siglo, fue Paul Volcker quien más insistió en la necesidad de afinar los instrumentos de coordinación económica global para prevenir y resolver las crisis financieras regionales, opinión lamentablemente no escuchada suficientemente por los cultores de las políticas monetarias y fiscales independientes de cada uno de los países.

Paul Volcker, como Bob Mundell, siempre ha sido partidario de que se conforme un sistema monetario y financiero mundial y consideró a la creación del EURO como un avance en esa dirección, mientras muchos de sus colegtas norteamericanos advertían sobre los riesgos para las naciones europeas de resignar sus políticas monetarias nacionales.  Yo creo que estas ideas, muy constructivas para avanzar hacia la gobernabilidad global, van a constituirse en una herramienta fundamental de la recuperación económica en condiciones de estabilidad para la economía mundial.

Mi optimismo sobre la importante contribución que podrán hacer el nuevo Presidente de los EEUU y sus asesores económicos no significa que pueda evitarse el despliegue mucho más profundo y extendido de la recesión que ya se vive en la economía norteamericana, en varias economías de Europa y en Japón. Esta recesión es consecuencia de la reducción de riqueza que ya ha producido la crisis financiera, de la virtual desaparición del crédito en los principales mercados de capitales y al inevitable ajuste en los niveles de consumo de las familias norteamericanas, que debido al acceso fácil al crédito bancario de la última década, tuvieron tasas de ahorro negativas.

Los efectos negativos sobre las economías emergentes se producirán fundamentalmente por la disminución de la demanda por sus productos de exportación, desde la China a la Argentina, pasando, por supuesto por todas las economías emergentes. Y los efectos negativos pueden ser muy fuertes o no tan severos dependiendo de la inteligencia con que los líderes de los países emergentes enfrenten este nuevo escenario de la economía global, tan diferente al que predominó durante el último lustro.

Hasta ahora los indicios no son de gran inteligencia por parte del Gobierno Argentino. Mas bien, todo lo contrario. Respecto del Gobierno Chino tengo mejores expectativas, pero sobre esto les contaré la próxima semana. Mañana viajo a Pekín adonde participaré en una conferencia sobre el posicionamiento de China frente a la crisis financiera global, organizada por el Gobierno Chino. Nos invitaron a Joaquín Cottani y a mí a exponer sobre nuestro trabajo » Distorting the Micro to Embelish the Macro», publicado por el Grupo de los 30.

Como entre las virtudes de la economía china no está la de facilitar el acceso a los blogs occidentales, creo que tendré dificultades para administrar mi blog desde Pekín, pero con la ayuda de Felipe Murolo y el acceso a los servicios de e-mail, que no enfrentan restricciones, espero seguir en contacto con ustedes. Estaré en China entre el 9 y el 17 de Noviembre. Mientras esperan mi mensaje sobre la recesión global vista desde China, los invito a releer los cinco artículos que escribí durante mi anterior viaje a ese país, en mayo de 2007. Se titulan:En Asia se descubren las claves del desarrollo ,En el Este de Asia nunca permitieron que la inflación redistribuya ingresos y riqueza , En China se invierte mucho en Infraestructura. En Argentina, muy poco…, Los empresarios chinos apuestan más a la tecnología que a los salarios bajos y Los chinos conocen, y aplican, la teoría económica de los mercados competitivos.

Están cometiendo los mismos errores que en el 2001: ahora no es Argentina sino el Mundo el que está en peligro.

Cuando abrí internet y leí la noticia de que 2 de cada 3 republicanos votaron en contra del paquete de estabilización financiera de 700 mil millones de dólares propuesto por el Presidente Bush, no lo podía creer.

A pesar de haber vivido y sufrido el extremismo ideológico de los economistas y políticos ultra-conservadores que influyen en el Partido Republicano de los Estados Unidos, nunca pensé que no siendo Argentina sino el Mundo el que podía sufrir la consecuencias del culto dogmático a la teoría del riesgo moral, esta vez no dejarían de tener en cuenta las lecciones de tantas crisis financieras del pasado y, en particular, de la que llevó a la Gran Depresión de los años 30.

Mi opinión sobre las consecuencias de ese dogmatismo ideológico están registradas en la conferencia que dí en la Universidad de Harvard en 2003 titulada «Argentina y el FMI durante las dos administraciones Bush«.

Yo espero que John McCain, utilice toda su influencia como candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos para ayudar al Presidente George Bush a revertir esta posición de la mayoría de los representantes republicanos y logren aprobar alguna variante de la propuesta que acaba de ser rechazada. Cuentan a favor con la posición sensata de Barack Obama y de la mayoría de los representantes demócratas.

Nadie puede asegurar que el paquete de 700 mil millones de dólares que no pudo aprobarse sea suficiente para ponerle un piso a la crisis financiera global. Pero la actitud de varios gobiernos europeos de evitar la quiebra de sus bancos, no para salvar a sus accionistas pero si para proteger a los ahorristas, ayuda a ser medianamente optimista. Pero no conozco a ningún economista con conocimientos y experiencia que dude de que, en ausencia de una intervención estatal para impedir el colapso de los mercados de capitales, se va a producir una depresión como la de los años treinta.

Quienes fuera de los Estados Unidos se deleitan pensando que éste será el fin del capitalismo norteamericano no advierten que no sólo la economía norteamericana sufrirá sino todas las economías del mundo y,sobre todo, las economías que dependen de un precio alto para sus productos de exportación. Además una cosa es el estancamiento de una economía madura, como ocurrió en Japón durante la década de los 90s, y otra muy diferente el estancamiento en economías con bajos niveles de ingreso, como la nuestra. Las consecuencias sociales negativas de la depresión económica en las economías menos desarrolladas son infinitamente mayores que aquellas que sufrirán los países avanzados.