El precio del gasoil y las «conquistas» de Moyano castigan al agro cordobés

El precio del gasoil, insumo clave de las actividades rurales y del transporte de carga, aumentó explosivamente desde que fui Ministro de Economía hasta nuestros días. Entonces el litro de gasoil costaba 28 centavos y no pagaba impuestos. Hoy en Córdoba el gasoil cuesta aproximadamente 8 pesos el litro, 27 veces más que en la décahda del ´90, a causa, no sólo de los impuestos nacionales, sino también del impuesto de la tasa vial que creo De la Sota.

El valor de lo producido en el agro también subió, pero mucho menos que el gasoil. La leche paso de 18 centavos a 2 pesos con 8 centavos; el kilo vivo de novillo, pasó de rondar los 80 centavos, a 8 pesos con 50 centavos; el trigo, de 171 pesos, a 1.600 pesos la tonelada y la soja de un estimado de 200 pesos en la década del ´90 a 1.750 pesos al día de la fecha.

Mientras que los precios al productor crecieron entre 7 y 10 veces, el precio del gasoil aumentó más de 27 veces. Por supuesto, los precios internacionales de los productos agropecuarios de exportación aumentaron como nunca se había visto antes, pero estos aumentos no llegaron al productor a causa de las retenciones a las exportaciones, las prohibiciones o cupos de exportación y los controles de precios al consumidor. De modo que la relación entre precios percibidos y costos de producción es hoy mucho más desfavorable que en los ´90.

El costo del transporte de cargas también aumentó mucho más que el valor de la producción, no sólo por el aumento del precio del gasoil, sino por los aumentos salariales que el sindicato de Hugo Moyano consiguió durante los 10 primeros años de los Kirchner, bastante más elevados que el promedio. Este aumento del costo del transporte significa asestarles una herida mortal a los productores agropecuarios obligados a trasladar su producción a cientos de kilómetros de distancia para su embarque o procesamiento. La principal responsabilidad por estas políticas tan negativas para el agro cordobés y del interior del país la tiene el Gobierno Nacional.

No deja de sorprender que el Gobierno de Córdoba haya agravado el aumento del precio del gasoil al aplicar la tasa vial y que hoy Hugo Moyano sea el principal dirigente gremial aliado al Gobernador De la Sota.

La política de impuestos y subsidios discrimina contra Córdoba

Los subsidios al transporte de pasajeros, al gas natural y a la electricidad benefician fundamentalmente a la Capital Federal y al Gran Buenos Aires. Córdoba paga precios más altos por todos esos  bienes y servicios porque prácticamente esos subsidios no le llegan a su gente. Sin embargo, los cordobeses soportan impuestos muy altos para financiarlos. Se está reproduciendo una situación que con Juan Antonio Zapata denunciamos y cuantificamos hace 25 años en nuestro libro «El Desafío Federal». Esta desventaja del interior del País se había logrado revertir con las reformas de los 90’s.

Hay muchos ejemplos claros: el transporte urbano y suburbano de pasajeros es uno de ellos. Mientras en Capital Federal un boleto de ómnibus cuesta entre 1,50 y 1,70, en la Ciudad de Córdoba se paga 4,10   y los empresarios piden aumentarlo a  5,23. Esto se explica porque el Gobierno Nacional paga un subsidio mucho más alto a las empresas que operan en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.

Además, en la Provincia de Córdoba, más de la mitad de la población vive en pueblos y ciudades que no tienen transporte urbano subsidiado. Su gente se tiene que trasladar en automóviles particulares cuyo combustible (la Nafta o el Gas-Oil) lejos de estar subsidiados pagan fuertes impuestos nacionales . Para agravar el sobrecosto del transporte en Córdoba, la Provincia aplica un  impuesto adicional a los combustibles, la denominada tasa vial.

En materia de electricidad, los costos son mucho más elevados en Córdoba que en el Gran Buenos Aires. Las diferencias llegan al  400 % según el tipo de consumo, pero en ningún caso la diferencia a favor del gran Buenos Aires es inferior al 100 % de su tarifa.

Otro ejemplo claro es el del Gas Natural. Una proporción mucho más alta de los domicilios de la Provincia de Córdoba, en comparación con la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, no tienen acceso al Gas Natural y tienen que comprar garrafas de gas licuado no utilizar kerosén o, en muchos casos, leña. El gas natural domiciliario está fuertemente subsidiado mientras que el gas en garrafas resulta un 150 más caro. Para conseguir el mismo efecto calórico el Kerosén y la leña resultan mucho más caros aún.

Con semejante discriminación contra Córdoba y contra la mayor parte del interior del País, no se puede esperar que nuestra economía y nuestra sociedad puedan gozar del progreso y el bienestar que ameritarían tanto sus recursos naturales como sus recursos humanos. Por eso es imprescindible denunciar y exigir que cambien tanto las políticas nacionales como algunas de sus réplicas en el nivel provincial.

Lamentablemente, muchos políticos de la oposición, incluídos quienes gobiernan Córdoba, no pueden denunciar con fuerza esta discriminación, porque votaron a favor de los subsidios y consintieron el aumento de los impuestos. En el caso del Gobierno Provincial, no sólo impuso un gravamen adicional a los combustibles sino que produjo un aumento impositivo desvastador sobre los Ingresos brutos.

El Banco Central bloquea el único aspecto positivo que podrían aportar los Cedines.

Mi ilusión de que los CEDINES, una vez transformados en CEDAS, pudieran servir como una moneda de mejor calidad que el Peso, ya se ha desvanecido. El Banco Central acaba de informar que quienes tienen dólares blancos en el exterior, están obligados a venderlos en el mercado oficial y no pueden suscribir CEDINES. Ello significa agregarle una inequidad adicional al mecanismo de creación de los CEDINES, porque le da  un privilegio precisamente a los tenmedores de dólares negros. Estos, además de blanqueárlos sin costo,  podrán venderlos en el mercado de los CEDINES o de los CEDAS a una cotización mucho más cercana a la del precio del dólar en el mercado paralelo que al precio del dólar en el mercado oficial. Ello significa que a quienes cumplieron puntualmente con sus obligaciones fiscales, no sólo no se los premia como a los evasores, sino que se los castiga.

Además de inequitativo, es una muestra más de que la autoridad monetaria no está interesada en que la gente pueda proteger sus ahorros, pero admite que los evasores puedan regularizar su situación sin costo y con un premio importante con respecto a quienes han cumplido con las leyes impositivas y cambiarias. El equipo económico de este Gobierno o es muy incapaz o actúa a impulsos de una Presidenta que no tiene ningún interés en resolver los problemas que afectan a todos los ciudadanos y sólo se preocupa por resolver los problemas de empresas que han evadido o necesitan lavar su dinero sucio.

Si los CEDAS llegaran a existir, el Banco Central deberá reasumir la lucha anti-inflacionaria

Que los CEDAS lleguen a existir en cantidades relevantes y ofrezcan una alternativa creíble para que la gente pueda proteger sus ahorros de la desvalorización inflacionaria depende de dos circunstancias indispensables.

Primero, que la gente confíe en que el gobierno no va a dejar a los CEDAS sin respaldo en dólares. En el mejor de los casos, esto sólo se logrará gradualmente y esa confianza se consolidará recién despues de que la gente advierta que el Gobierno dejó de mentir. Seguir mintiendo sobre la inflación va a ser una forma de minar la confianza también en los CEDAS y, en ese caso, apenas los CEDIS se transformen en CEDAS, quienes vendieron los inmuebles o los materiales de construcción los transformarán en dólares billete y los CEDAS desaparecerán. Además si el gobierno sigue mintiendo sobre la inflación, aún cuando autorice la creación de CEDAS por depósito de dólares que no necesiten los beneficios del blanqueo, difícilmente quienes tienen esos dólares estén dispuestos a recibir CEDAS a cambio.

Segundo,  si los CEDAS llegaran a existir en cantidades relevantes, el Gobierno se verá obligado a quitarle al Secretario de Comercio la responsabilidad de luchar contra la inflación y devolverle esa misión a la insitución que nunca debió haber sido eximida de esa responsabilidad: El Banco Central. En esta nota voy a explicar cual será el efecto del aumento de la cantidad de CEDAS, bien respaldados por dólares, sobre la inflación.

Si la gente que genera muchos ahorros, aunque sean ahorros transitorios originados en el hecho de que no siempre los pagos en pesos se realizan en forma inmediata posterior a la percepción de ingresos en pesos, la existencia de una moneda que no se desvaloriza con la inflación, llevará a que esos ahorros generen demanda de esa moneda y oferta de los pesos excedentes. Dicho en otras palabras, aumentará la velocidad de circulación de los Pesos, porque en lugar de liquidez en pesos, las empresas e incluso las personas, preferiran tener liquidez en CEDAS. El aumento de la velocidad de circulación de los pesos tendrá el mismo efecto sobre la inflación que el aumento de la cantidad de pesos. Por consiguiente, a un mismo nivel de déficit fiscal financiado con puesta en circulación de nuevos pesos, corresponderá un nivel más alto de inflación, debido, precisamente al aumento de la velocidad de circulación de los Pesos.

Para entender porqué la creación de los CEDAS, en caso de ser significativa y exitosa como moneda alternativa, facilitará el aumento de la inflación, basta imaginar que ocurriría si hoy se legalizara la operatoria del mercado paralelo de dólares, es decir si las empresas que procuran cumplir con las leyes impositivas y cambiarias tuvieran plena libertad de comprar dólares en un mercado libre. Sin duda que la demanda de dólares sería mucho mayor que la que se observa hoy. Es cierto que en la actualidad las empresas pueden comprar títulos dolarizados, pero estos no son activos líquidos muy seguros porque la existencia de un plazo para su vencimiento y el riesgo de default por todos los juicios sin resolver del exterior, hacen que su valor muy a menudo caiga, como ha estado ocurriendo en los últimos tiempos. En principio, los CEDAS, si inspiran confianza y pueden ser utilizados en cualquier tipo de transacción como medio de pago, tendrán un valor más estable en dólares que los títulos dolarizados. Es decir, serán más parecidos a los dólares y no tendrán restricciones legales para su compraventa.

El precio en pesos de los CEDAS, lo mismo que ocurriría con el precio en pesos de los dólares si estos pudieran ser comprados sin restricciones en un mercado libre, será un indicador de la evolución del nivel general de precios de la economía, es decir de la inflación. Por lo tanto el Banco Central tendrá que manejar su política monetaria enderezada a estabilizar el valor en pesos de los CEDAS. Para esto tendrá que restringir la emisión de pesos todo lo necesario para neutralizar el aumento en la velocidad de circulación de los pesos. Es decir, el Banco Central tendrá que reasumir su rol de luchador contra la inflación. Si no lo hace, la introducción de los CEDAS aceitará el camino al Rodrigazo y a la hiperinflación.

Cuanto antes el Gobierno advierta que es el Banco Central y no el Secretario de Comercio el que puede luchar eficazmente contra la carestía y el aumento de la inflación, el riesgo de descontrol inflacionario será menor. Por eso yo sostengo que vale la pena pensar y actuar para que los CEDAS se constituyan en una moneda que resulte confiable para la gente y ofrezca una protección genuina para sus ahorros. A quienes me recriminan que con mi opinión pueda estar ayudando al Gobierno quiero decirles que mi objetivo no es ayudar al Gobierno sino a los Argentinos. Sería trágico que en los próximos años volvamos a sufrir una explosión inflacionaria como la de 1975. Será un precio demasiado alto a pagar por librarnos de un mal gobierno que, para colmo, es muy hábil para endilgar a la oposición o a cualquier «otro» todos los sufrimientos que sus políticas provocan.

 

 

 

El CEDA podría transformarse en una moneda de valor estable

Se denomina CEDA al CEDIN que por haberse aplicado a una compra de inmueble o de materiales de construcción, pasará a ser convertible en la misma cantiad de dolares. El CEDIN nació como un blanqueo  inequitativo y sospechoso. Y por esa razón recibió muchas críticas. Yo destaqué que, más allá de las críticas válidas para todos los blanqueos de la historia, el que comienza el 1 de julio, es  muy inequitativo porque no permite blanquear los activos “negros” más comunes del proceso productivo:  los inventarios no declarados. Sólo permite blanquear los dólares “negros”, lo que obligará a los bancos a tomar recaudos para asegurarse que los dólares no provengan de actividades delictivas y puedan, de esa forma, evitar que el blanqueo se transforme en lavado de dólares “sucios”.

Yo también sostuve que al permitirse blanquear sólo dólares y no pesos, si algún contribuyente tiene liquidez “negra” en pesos,  tendrá que salir a comprar dólares para acceder a los beneficios del blanqueo. Esto podría hacer subir el precio del dólar en el mercado paralelo. Este fenómeno aún no se ha producido, pero bien podría llegar a existir. El Gobierno puede neutralizar este efecto vendiendo títulos en dólares de la ANSES, como lo ha venido haciendo en las últimas semanas, pero la intervención en el mercado paralelo del dólar mediante la venta de títulos de la ANSES,  no es inofensiva. Puede llevar rápidamente a una reducción del valor efectivo de los  fondos que se acumulan para pagar jubilaciones en el futuro.

El CEDIN podrá tener un cierto efecto reactivador del mercado inmobiliario y, eventualmente, de la construcción. Pero ese efecto será acotado porque es improbable que los montos que se van a  blanquear serán de gran magnitud.  Dada una cierta cantidad de CEDINES creados para blanquear dólares negros, el efecto reactivador del mercado inmobiliario será mayor cuanto más rápidamente sus tenedores originales decidan desprenderse de ellos en el mercado secundario. Si se cotizan con un descuento respecto del dólar paralelo, ese descuento hará más atractiva su compra por parte de quienes están dispuestos a invertir en un inmueble o necesiten comprar materiales de construcción.

En fin, como instrumento del  blanqueo, el CEDIN no es una creación especialmente valiosa. Pero puede llegar a serlo si, cuando comiencen a cotizar el CEDA, el Gobierno se da cuenta que ésta pueden pasar a ser una moneda alternativa, mucho más estable que el Peso.

Los “CEDIS” (el nombre que se ha dado a los CEDINES aún no aplicados) serán demandados sólo como moneda para transacciones inmobiliarias. Pero los CEDAS podrán ser demandados para todo tipo de transacciones o para proteger  los ahorros, con la tranquilidad de que mientras son mantenidos como activo, no sufrirán la  desvalorización de los pesos. Es probable que muchos comerciantes pasen a fijar los precios de los productos que venden en CEDAS para hacer más sencilla la comercialización en épocas de alta inflación.

Si el Banco Central autoriza a abrir cuentas bancarias en CEDAS, admitiendo sólo el depósito de CEDAS en circulación, la nueva moneda podrá circular como cualquier otro dinero bancario, facilitando las transacciones comerciales.

Cabe preguntarse porqué alguien atesoraría o haría circular un CEDA en lugar de convertirlo en un dólar. Hay una respuesta en el actual contexto normativo: la compra y venta de dólares en el mercado paralelo viola las normas cambiarias, mientras que la compra y venta de CEDAS será absolutamente legal. Se podrá argumentar que sería preferible legalizar la compraventa de dólares en un mercado libre, pero, lamentablemente, ese tipo de decisión es muy improbable en un Gobierno como el actual.

Es precisamente esta ventaja de los CEDAS frente a los dólares billetes que se encuentran atesorados dentro de nuestras fronteras, la que puede llegar a convencer al Gobierno que autorizar la creación de  CEDAS, sin pasar por los CEDIS, será una forma efectiva para movilizar una cantidad mucho mayor de dólares que los que entrarán en el blanqueo.  Para que esto ocurra, sólo será necesario autorizar la suscripción de CEDAS mediante el depósito de dólares que no necesitan ser blanqueados. Esta extensión del rol del CEDA requeriría una modificación muy simple de la ley vigente.

Demás está decir que no se conseguirá ningún resultado beneficioso si el Gobierno, en el  caso que el precio del CEDA comience a aumentar, decide poner en circulación CEDAS sin respaldo en dólares. En mi post anterior alerté al Gobierno para que no incurra en  el mismo error del primer emperador Ming. Advertencia procedente porque en la última década ya se destruyeron dos monedas de valor estable: el dólar bancario, al disponerse la pesificación forzosa como parte del Corralón y el CER al comenzar el INDEC a publicar un índice de costo de la Vida que subestima la inflación.

Si los CEDAS en circulación quedaran sin respaldo en dólares, sea porque el Gobierno usa los dólares originalmente depositados para otros fines  o, simplemente, porque se ponen en circulación CEDAS sin que se hayan constituido depósitos en dólares, se  cometería  el mismo error que llevó a la destrucción del dólar bancario y del CER.