Sucesión infernal de conflictos sectoriales

Hace casi un año que no escribo en este sitio… Y a pesar de ello, cientos de amigos siguen visitándolo periódicamente. En las últimas semanas se multiplicaron los mensajes de lectores que quieren conocer mi opinión sobre lo que está ocurriendo en nuestra Patria.

Pues bien, el título de esta nota resume mi pronóstico para los próximos tres años, es decir, de aquí hasta el momento en el que estaremos votando para elegir un nuevo Presidente. De aquí al 2011 asistiremos a una sucesión infernal de conflictos sectoriales, ninguno de los cuales encontrará una solución duradera. Viviremos un período de tres años de estanflación, estancamiento con inflación.

Soluciones sostenibles a todos estos conflictos sólo se darán cuando un nuevo gobierno, con ideas claras sobre lo que significa para un pais contar con buenas instituciones políticas y económicas, reemplace, más que a los Kirchner, al anti-sistema económico y político que emergió del golpe institucional de Diciembre de 2001.

Para los que se ilusionan con la posibilidad de un golpe institucional que derrumbe a los Kirchner, como en Diciembre de 2001 nos derrumbó a De la Rúa y a mí, mi mensaje es contundente. Un nuevo golpe institucional sólo traería más desorden y confusión, y los conflictos, en lugar de estanflación, terminarían provocando hiperinflación.

Los únicos que hoy podrían organizar un golpe institucional como el de Diciembre de 2001, son los mismos actores de aquella época, o los que piensan como ellos. Son los que creen que la inflación es un remedio.., no una enfermedad. Y son los que, en lugar de darle prioridad a la división republicana de poderes como forma de gobierno, creen en el apoyo de las corporaciones y del poder económico como forma de someter al Congreso y al Poder Judicial a los caprichos del Poder Ejecutivo.

Prefiero ser optimista y pensar sobre el futuro sin golpe institucional de por medio. Es decir, con los Kirchner gobernando hasta diciembre de 2011, para ser reemplazados por un gobierno muy diferente…, pero muy distanciado también de las ideas e intereses que penetraron a la sociedad Argentina desde Enero de 2002, con la llegada de Duhalde al Poder.

Para quienes me piden una opinión sobre el conflicto con el campo, los invito a releer los artículos titulados El Campo tiene razón y Leche para hoy, hambre para mañana… que escribí en 2003 y 2005, respectivamente. El primero cuando el campo hizo una huelga al gobierno de Duhalde, por su política agropecuaria, y el segundo, cuando el gobierno de Kirchner aumentó las retenciones a las exportaciones de leche e impuso controles de precios en el mercado interno.

Lo sorprendente es que el campo haya esperado tanto tiempo para manifestar su oposición al trato obscenamente discriminatorio al que ha sido sometido desde que en el país se comenzó a hablar del "Modelo Productivo". La única explicación posible es el formidable mejoramiento de los términos del intercambio externo con que la economía global ha beneficiado a la Argentina desde el año 2003 en adelante. De no haberse dado este inédito beneficio para el país, el campo hubiera acentuado su reclamo de 2003, al comienzo mismo del gobierno de Nestor Kirchner.

Para entender porque Nestor Kirchner está tan obsesionado por que el gobierno no aparezca aflojando frente al legítimo reclamo del campo, es necesario advertir que el conflicto con el campo es el primero que aflora con indudable respaldo popular. Pero Nestor Kirchner sabe que hay otros que pueden aparecer con igual o incluso mayor respaldo social. Por ejemplo, el trato no sólo injusto sino también inhumano al que han sido sometidos más de un millón y medio de jubilados para los que no se aplicó la movilidad de la Jubilación contemplada por las leyes en vigencia.

Sobre este tema también he venido escribiendo en los últimos años. Invito a mis lectores a releer los artículos titulados Las leyes en vigencia contemplan la movilidad de las jubilacionesLa Corte puso las cosas en su lugar que escribí en 2005 y 2006 respectivamente. Es notable que el Congreso no haya cumplido con su obligación de disponer anualmente el porcentaje de movilidad para todos los jubilados, como lo dispone la Ley de Solidaridad Previsional, y que tampoco haya tratado una nueva ley que adopte un esquema automático de movilidad, imprescindible cuando una economía vuelve a estar azotada por la inflación.

Es sorprendente que aún no se hayan organizado marchas al Congreso para exigir una reparación a esta tremenda injusticia. Pero Nestor Kirchner sabe que este legítimo reclamo no tardará en aflorar, con no menos apoyo popular que el que hoy cuenta el reclamo del campo.

Hay muchos otros conflictos en puerta, pero para no alargar esta nota, sólo quiero remitir a mis lectores a un artículo que escribí a principios de 2003 y que anunció lo que se venía. "Inflación por puja distributiva"es otra forma de llamar a la sucesión infernal de conflictos sectoriales que estoy describiendo como escenario de los próximos tres años.

Basta por hoy!  Siendo que reinicio el reencuentro con mis lectores, debo dejar material para la próxima nota…

El Simulador Previsional está nuevamente online

Varios visitantes de este sitio me alertaron que no podían acceder al Simulador Previsional a que hacía referencia mi artículo titulado: "Las leyes en vigencia contemplan la movilidad de las jubilaciones". A pesar de que dicho simulador sólo calcula el ajuste de las jubilaciones hasta 2005, decidí volverlo a incluir en este sitio porque el tema tiene hoy más vigencia que nunca.

Visite la sección "Otros" para acceder al simulador previsional.

 

Vuelve la industria del Juicio Laboral


Entre los retrocesos más preocupantes de la organización económica Argentina está sin lugar a dudas la interpretación judicial de las normas laborales que resulta de la ofensiva gubernamental en contra de las reformas de los 90s.

IDESA, el Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina, que dirige Osvaldo Giordano, publica artículos semanales que describen con mucha claridad la naturaleza del problema que se está recreando.

Recomiendo a mis lectores acceder al sitio www.idesa.org y leer en particular el último informe semanal titulado «Se podrian sumar 30 mil juicios laborales por año».

Un reportaje nunca publicado


Un periodista interesado en nuestra historia reciente me pidió, hace algún tiempo, una entrevista que nunca publicó. Como sus preguntas me parecieron muy interesantes, quiero compartir, con mis lectores, las respuestas que le di. Como se trata nuevamente de una vuelta al 2001, a quienes ya estén cansados de leer mis escritos sobre este tema les pido disculpas y los invito a que sólo lean la respuesta a la última pregunta.

Periodista: ¿Usted no se dio cuenta en 2001 que Argentina no era competitiva?

Por supuesto que me di cuenta que la Argentina no era competitiva. La desvalorizaciòn del real, la depreciaciòn del Euro desde 1999 y la extrema apreciaciòn del Dòlar durante 2001, a pesar de la recesiòn que se vivìa en ese paìs y en muchas regiones del mundo, habìan deteriorado la competitividad de la economìa Argentina. Además, el excesivo gasto público y el endeudamiento, particularmente de las provincias, encarecían los costos internos de todas las actrividades productivas.

Pero resolver este problema mediante una devaluacióbn y pesificación forzada era castigar a la gente de una manera brutal. Yo no quería que ello ocurriera.

Por eso pusimos en marcha el Plan de Competitividad, que contemplaba acuerdos sectoriales para recuperar la competitividad de la economía, sin hacerle soportar el costo a los trabajadores y jubilados. Si se hubiera continuado con esta política, a partir de 2002, con la devaluación del dólar en el mundo y el aumento de los precios de las commodities que vino de la mano de la fuerte expansión de China e India, se habría producido una recuperación mucho más genuina de la competitividad, que la que se obtuvo por la devaluación.

Periodista: ¿Y con respecto a las deudas de las provincias y de las empresas, no advirtió que eran impagables?

Por supuesto que me di cuenta. Por eso encaramos primero el blindaje, luego el megacanje, y cuando vimos que las tasas de interés no bajaban y que, por el contrario, el riesgo país seguía aumentando, pusimos en marcha un programa de reestructuración ordenada de la deuda, que sólo pudimos concretar en relación a la deuda interna. Ese programa daba una solución a la nación, las provincias y al mismo sector privado, para el que también se contemplaban mecanismos de refinanciación de pasivos, particularmente de aquellas empresas que habían caído en mora.

Pero Duhalde prefirió tirarles el problema de las deudas provinciales y empresarias a los ahorristas y trabajadores. Yo nunca quise que el problema del endeudamiento se resolviera a partir de una caída del salario real y de las jubilaciones de casi el 50 % y de una virtual expropiación de los ahorros de la gente. Yo nunca hubiera autorizado una devaluación combinada con pesificación forzosa de los depósitos.

Periodista: ¿Pero Usted creó el corralito, que luego provocó la pesificación y la devaluación.

Todo lo contrario. El corralito, que no significaba expropiar ningún ahorro, sino que sólo obligaba a que los ahorros se movilizaran a través del sistema bancario, tenía por objeto evitar la desvalorización de los depósitos. Lo que ocurrió después, fue que Duhalde dispuso que los ahorros de la gente financiaran la licuación de los pasivos de las empresas y de las provincias, y, para confundir y hacer creer que eso tenía que ver con el corralito, le llamaron Corralón. Pero nunca tuvimos la intención de que el corralito terminará en lo que decidió Duhalde. Eso era lo que queríamos evitar.

Periodista: Usted mismo pidió una rebaja del 13 % de los salarios públicos y las jubilaciones. Así que era consciente que el pato lo terminarían pagando los trabajadores.

La rebaja del 13 % abarcó sólo a los salarios del sector público y a las jubilaciones superiores a 500 pesos del 1 a 1. La devaluación seguida de pesificación provocó una reducción real de los salarios, a través del impacto inflacionario, de más del 50 %. Aún hoy, seis años después, los trabajadores de la economía informal tienen salarios inferiores a los de diciembre del 2001, y lo mismo pasa con los jubilados que cobraban por entonces más de 500 pesos. Fíjese que en el caso de los jubilados que cobraban más de 1.000 pesos en 2001, hoy todavía soportan una reducción de sus jubilaciones del 40 %.

El salario Real de los trabajadores formales, después de caer casi el 50 %, recuperó los niveles de diciembre de 2001 recién en 2006, la jubilación mínima recién recuperó los niveles reales de 2001 en 2004, y, como dije antes, los salarios reales de los trabajadores informales y las jubilaciones de los que ganaban arriba de la mínima, aún hoy están peor que en nuestra época.

Periodista: Usted diría entonces que quisieron sacar a De la Rúa del gobierno para hacerle pagar el costo de la solución de los problemas de competitividad y endeudamiento a los más pobres?

Sin ninguna duda. Y lo hicieron para poder decir que la culpa era nuestra y no de ellos. Por eso esperaron hasta el momento de mayor debilidad nuestra, cuando el Fondo Monetario también quería empujarnos a la devaluación y al Default, y en lugar de ayudarnos a enfrentar esa postura, se transformaron en sus ejecutores, echándonos la culpa a nosotros.

Con convertibilidad hoy estaríamos mucho mejor

Con convertibilidad hoy estaríamos mucho mejor

La crisis energética es consecuencia de la violación por el Estado de todos los contratos de concesión y de las reglas de juego de mercado que significó el congelamiento de las tarifas en pesos a los niveles anteriores a la devaluación. Si se hubiera mantenido la convertibilidad, las empresas habrían seguido invirtiendo y hoy no habría crisis energética.

La inflación ha reaparecido en la economía Argentina porque la devaluación permitió que los precios de los bienes competitivos con importaciones y la mayoría de los bienes de exportación se multiplicaran por 3, mientras se pretende evitar que los salarios y los bienes y servicios no ligados al comercio exterior aumenten en la misma proporción. Como esta pretendida redistribución regresiva del ingreso, además de injusta, es una situación de desequilibrio, todos los precios y salarios que aún no se multiplicaron por 3 seguirán aumentando hasta deshacer el efecto de la devaluación. Y si el gobierno insiste con la política de tipo de cambio real alto y vuelve a devaluar, la inflación se espiralizará y se transformará en una enfermedad crónica de la economía, como lo fue entre 1950 y 1990. Nada de esto habría ocurrido si no se hubiera abandonado la convertibilidad.

Hay desabastecimiento de muchos bienes, porque el gobierno quiere evitar el aumento de los precios con controles que violan las leyes más elementales del mercado. Nada de esto hubiera ocurrido con convertibilidad.

Los problemas del transporte urbano y del tráfico aéreo, también son la consecuencia de las distorsiones entre precios y costos que creó la devaluación. La situación sería totalmente diferente si continuara la convertibilidad.

Sin devaluación no hubiese habido Corralón, y el Corralito podría haberse levantado sin problemas en 90 días, luego de concluida la reestructuración de la Deuda, que, en diciembre de 2001, ya se había logrado en más de un 50 %.

Y, por si todo esto fuera poco, con convertibilidad podríamos haber acumulado el mismo crecimiento del empleo y de la producción, con mucho mejores perspectivas se sostenimiento en el tiempo, porque no existirían los cuellos de botella que hoy amenazan con frenar la expansión económica.

Quienes descreen de esta interpretación de nuestra historia reciente, no advierten que el crecimiento de los últimos cuatro años es simplemente el rebote de la fuerte caída anterior y a la bonanza internacional que se produjo a partir de la devaluación del… Dólar frente al Euro y las demás monedas. Era esta devaluación, y no la del Peso frente al Dólar la que se necesitaba para sacar al país de la depresión en que había entrado desde 1999.

Y la necesaria devaluación del Dólar frente a prácticamente todas las monedas importantes del mundo se produjo a partir de mediados de 2002. Como no podía ser de otra forma, vino acompañada de una fuerte recuperación de los precios de nuestros productos de exportación…en dólares!. Por lo tanto, aún sin devaluación del Peso frente al Dólar, los problemas de competitividad de Argentina se habrían resuelto de manera genuina, sin provocar injustas redistribuciones de ingresos y riqueza y sin crear los desequilibrios que hoy amenazan con generar estancamiento y aceleración inflacionaria.

Y si a lo largo de 2002, luego de reestructurada ordenadamente la deuda pública externa, hubiese quedado demostrado que el Peso seguía sobrevaluado, habría bastado moverse hacia una convertibilidad flotante, acompañada por una política monetaria de metas de inflación, como la que vienen aplicando Chile, México, Perú y Brasil, que de ninguna manera hubiera significado una devaluación del Peso mayor al 20 %.

Hasta que un gobierno no advierta que ésta es la lectura correcta de nuestra historia reciente, no se encontrarán soluciones ni a la crisis energética, ni a la crisis de los transportes, ni al desabastecimiento y, mucho menos, a la inflación.

Alguien tiene que animarse a decirle esto a Kirchner.

Espero no ser el único, porque lamentablemente, la estrategia de los que hoy aconsejan al Presidente es descalificarme en lugar de prestarme la atención que me brindaban cuando necesitaban de mi ayuda para ganar elecciones.

No estoy totalmente desesperanzado porque en Enero de 2002, cuando Duhalde producía la zafarranchosa salida de la convertibilidad, Kirchner todavía tenía buena intuición económica. Yo creo que perdió esa buena intuición cuando comenzó a re-estudiar economía con Lavagna como maestro…Bueno sería que así como se lo sacó a Lavagna de encima, se deshaga cuanto antes de los ideólogos del “Modelo Productivo” Duhaldista, que aún tienen monopolizado su oído.

Y, hablando de Duhalde, es sorprendente no encontrar en su reciente libro una línea sobre la cantidad de leña que él le puso al incendio cuando endeudó a su provincia de manera alevosa entre 1997 y 1999. Tampoco reflexiona sobre la leña que aportó a los incendios que ahora han comenzado a aparecer en la gestión de Kirchner. Se trata de un incendiario que cree que mientras haya incendios, puede ofrecer impunemente sus servicios de bombero.